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funcionamiento era similar al de la célula fotoeléctrica: producía
una señal amplificada en el ánodo de la válvula cada vez que re-
cibía un haz de luz. Con estos componentes electrónicos, la ca-
pacidad de Colussus durante la Segunda Guerra Mundial era
equivalente a un ordenador con microprocesador Pentium fabri-
cado en 2004. Más aún, lo sorprendente es que Colossus solo in-
cluía dos puertas booleanas, ANO y OR, en sus circuitos.
Pese a que fue un logro de la ingeniería de su época, la pro- .
gramación de Colossus era muy primitiva comparada con la de los
ordenadores actuales, ya que para escribir un programa era nece-
sario configurar numerosas clavijas e interruptores. Ahora bien,
pese a tratarse de una máquina programable, Colossus no fue un
ordenador en un sentido estricto, ya que no era una máquina de
Turing universal. Es decir, no podía ser programado para realizar
otras tareas que no fueran «romper códigos» escritos con una má-
quina de Lorenz SZ 40/42 y, por tanto, no era una máquina de pro-
pósito general. Además, actualmente un ordenador es una
máquina de Turing universal que puede ser progran1ado en distin-
tos lenguajes de programación (C, Java o Visual Basic, por ejem-
plo). Concluiremos por tanto que Colossus fue casi un ordenador,
parcialmente programable, puesto que solo era útil para lo que fue
diseñado, y en consecuencia no universal. La coincidencia de Alan
Turing y Colossus en un mismo tiempo y lugar representó para el
científico inglés una experiencia tan estimulante que le llevó a
estudiar electrónica y a considerar la posibilidad de construir un
auténtico ordenador. Fue allí, en Bletchley Park, donde nació el
sueño de construir una máquina de Turing universal, empresa que
logró con éxito tiempo después con el diseño y construcción del
ordenador Pilot ACE.
Finalizada la contienda mundial, por motivos de seguridad
militar Winston Churchill mandó destruir todas las máquinas Co-
lossus y quemar los planos en los que se describían su diseño y sus
circuitos. Tan ingrata tarea fue realizada por su creador, Tommy
Flowers, que indultó dos máquinas posteriormente utilizadas du-
rante la Guerra Fría, y finalmente destruidas en la década de los
años sesenta. El éxito de Bletchley Park con Colossus no salió a
la luz pública hasta 1976, cuando la Ley sobre Secretos Oficiales
76 MÁQUINAS CONTRA CÓDIGOS. TURING CRIPTÓGRAFO