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pensaba Einstein que el universo fuera como decían Friedman y
Lemaitre, pero admitió que se trataba de soluciones matemática-
mente correctas. Esa rectificación honra a Einstein.
El universo de Friedman y Lemaitre estaba en expansión,
en una expansión que venía también regida (solo en la actuali-
dad y un pequeño atisbo del pasado) por la hoy llamada «ley de
Hubble», v=H r. En realidad, esta simple relación lineal solo era
0
parte de una ecuación más general, que ya hemos tratado:
v =H(t)r,
donde H( t) era una función del tiempo que estos modelos pemti-
tían encontrar a lo largo de toda la vida del universo. Se obtenían
tres tipos de universo, todos ellos modelos de tipo big bang (aun-
que el témtino «big bang» es posterior) en los que hay un princi-
pio del universo que Friedman llamó Erschaffung («creación»)
LA PARADOJA DE OLBERS
En 1823, el astrónomo alemán
Heinrich Wilhelm Olbers (1758-
1840) formuló una paradoja que
proviene de una reflexión natural
que nos adentra de forma muy
simple en el corazón de la cos-
mología. Imaginemos que las ga-
laxias están repartidas más o me-
nos homogéneamente por todo
el universo. Dividimos el espacio
que nos rodea en capas de cebo-
1 la del mismo espesor. La luz de
una capa muy alejada se perderá
según r 2 . Pero esa capa alejada
2
contiene más galaxias, según r .
Se compensan ambos factores y concluimos que recibimos la misma luz de
todas las galaxias. Si hubiera infinitas capas, en la Tierra deberíamos recibir
una luz infinita. La forma más simple de resolver la paradoja es suponer que la
luz de las galaxias muy distantes no ha tenido tiempo de llegar hasta nosotros:
el universo ha tenido un principio.
LA HOMOGENEIDA D DEL UNIVERSO 125