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Powell Hubble, el bebé que habría de convertirse en uno de los
                    grandes astrónomos de todos los tiempos.
                        Los Hubble, John y Jennie y sus dos hijos anteriores, Henry
                    James y Lucy Lee, vivían entonces en Springfield, Missouri, pero
                    se trasladaron a Marshfield para que el abuelo William James pu-
                    diera asistir al parto de su hija. El alun1bramiento, a media noche,
                    fue a la luz de queroseno, y en el cuarto de estar, por ser el único
                    con chimenea, ya que tan feliz suceso para la humanidad tuvo
                    lugar un frío 20 de noviembre.
                        El abuelo materno, el doctor William, fue un curioso perso-
                    naje de agitada vida. Había aprendido medicina de la mano de un
                    solo maestro y fue uno de los aventureros de la fiebre del oro en
                    California. No encontró el preciado metal, aunque fue propietario
                    de una mina de cuarzo que pronto se agotó. Se dedicó entonces a
                    la especulación, principalmente con los terratenientes españoles,
                    hasta que regresó a Missouri, donde compaginaba su labor de doc-
                    tor del pueblo de Marshfield con un almacén de droguería donde
                    se vendía de todo.
                        Con los materiales que allí se vendían fabricó para su nieto
                    Edwin un telescopio.  En aquellos tiempos la gran atracción as-
                    tronómica era Marte, pues Percival Lowell (1855-1916), Giovanni
                    Schiaparelli (1835-1910) y otros habían «descubierto» los famo-
                    sos fantasmales canales, indicios deseados de vida inteligente en
                    Marte,  divulgados magistralmente por el astrónomo francés Ca-
                    mille Flammarion (1842-1925).  Podemos imaginar la excitación
                    de abuelo y nieto al aproxinlarse una oposición de Marte, cuando
                    el planeta rojo está más cerca de la Tierra, solo a tres minutos luz,
                    aproxinladamente.
                        Su nieto estaba fascinado  con él.  El abuelo le contaba sus
                    aventuras y le hablaba de sus raíces. Su abuelo, es decir, el tatara-
                    buelo de Edwin, había sido negrero. Además, su apellido, James,
                    recordaba el de un famoso forajido en la historia de Missouri: el
                    del mítico bandido Jesse James. ¿Existía alguna relación familiar
                    entre el científico Hubble y el bandido, que compartían el mismo
                    apellido y región de origen?
                        Parece que sí. Un día,  un familiar de William,  llamado John
                    «Bud» James, recibió la inesperada visita del temible bandido. Se





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