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el ritual familiar. Al parecer, fue cariñoso con sus hijos, a pesar de
          su severo auto1itarismo. No obstante, Edwin diría de él, más ade-
          lante, que le había arruinado la vida. La relación de John con su es-
          posa Jennie no debió de ser fácil. Ella era adorable y soportaba el
          grave despotismo de su esposo con prudente sentido del humor.
              La familia Hubble era aficionada a la música. Lucy tocaba muy
          bien el piano, el padre, el violín, Bill la mandolina, etc. Edwin no
          pareció inclinarse por ningún instrumento, quizá algo más por la
          mandolina, pero acostumbraba a estar presente en los conciertos
          familiares en los que se invitaba a los amigos.
              La abuela paterna, Mary Jane, pequeña y activa, tuvo nueve
          hijos. El segundo fue John Powell. Este segundo nombre, Powell,
          que también llevó su nieto Edwin, era el apellido de soltera de
          Mary Jane, hija del general George Joseph Powell. Esta era una
          costumbre en aquellos tiempos, una forma de que el apellido de
          soltera de las mujeres no se perdiera del todo. Así que el segundo
          nombre de Edwin Hubble no era sino el apellido de su bisabuelo.
          De  igual forma,  el hermano mayor de Edwin se llan1aba Henry
         James Hubble, siendo James el apellido del abuelo.




          LA BECA RODHES

          El joven Edwin, con veintiún años,  consiguió una beca Rodhes
         para estudiar derecho en Oxford durante tres años. Durante su
          estancia allí guardó una estrecha relación con toda su familia. Es-
          cribía cartas independientes para su padre y su madre y para cada
          uno de sus hermanos. Su madre le sugirió que volviera en unas
          vacaciones porque sabía de la inminente muerte de su padre. Pero
          como no le comunicó claramente el motivo, Edwin no volvió a
          casa y no estuvo en el entierro de su padre, que coincidió con el
         período final de su beca.
             En cierto modo, para él fue una liberación, pues su autoritario
         padre le había obligado a prometerle que no estudiaría astronomía
         y que no bebería ni una pizca de alcohol. No cumplió ni lo uno ni
         lo otro, aunque en ningún caso se excediera en la infracción. Tras





                                                        HUBBLE, EL HOMBRE      21
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