Page 24 - 28 Hubble
P. 24
año, siempre dispuesto a animarnos y a ayudarnos, tanto en la es-
cuela como en el campo. Nosotras, la clase de 1914 le dedicamos con
cariño este libro.
¿Qué puede enorgullecer más a un profesor?
Pero Hubble estaba perdido, sentía una nostalgia de Ingla-
terra que le entun1ecía, volver a su casa de Louisville se le anto-
jaba una trampa para sus ilusiones, aunque no supiera cuáles eran
estas. No quería dedicarse eternamente a las clases en un colegio.
Su formación había sido deficiente, no se sabe bien por qué no
quería o no podía ejercer como abogado. Quería ser astrónomo
pero ... solo había recibido una asignatura de astronomía des-
criptiva de su querido profesor Forest Ray Moulton (1872-1952),
cuyas teorías eran consideradas erróneas o incluso ignoradas. A
los veinticinco años, ni aportaba dinero a la familia ni sabía qué
hacer. Ni siquiera tenía novia.
Fue Bill quien, renunciando a sus sueños, acabó sacando a la
familia adelante, por lo que su madre y sus hermanas pequeñas le
adoraron como a un héroe. Edwin se fue desentendiendo progre-
sivamente de la familia, especialmente tras el matrimonio con la
rica viuda Grace Leib. A pesar de su desahogada situación econó-
mica, jamás envió dinero a su madre, que no lo tenía. Grace nunca
conoció ni a su suegra ni a sus cuñados ni tampoco mostró el más
mínimo interés por ellos. Hubble no quiso acudir al entierro de su
abuelo paterno, Martín, en 1920, a pesar de que en la niñez ambos
se habían entendido muy bien.
LA MUERTE DE LA MADRE
Demos un salto en el tiempo para ver cómo acabó la relación de
Hubble con su familia, tan estrecha en un principio. Hubble, con
cuarenta y cinco años, casado con Grace, había borrado comple-
tamente de su memoria sus raíces.
La muerte de la madre, Virginia Lee Hubble, tuvo lugar en 1934,
coincidiendo con uno de los frecuentes e inteffilinables viajes a Eu-
24 HUBBLE, EL HOMBRE