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grandes diferencias de brillo. Se debe a la trayectoria regular de
ambos planetas, pero Hubble explicó a su abuelo que se debía a
unas perturbaciones gravitatorias entre ambos astros, lo cual es
un error astronómico de bulto. Estas perturbaciones son cuanti-
tativamente insignificantes. No debe, sin embargo, extrañarnos
mucho ese error de juventud. Entre los más consagrados cientí-
ficos siempre pueden encontrarse páginas in1presentables como
pecados de inmadurez.
«La ciencia es una actividad humana realmente progresiva.
El conjunto del conocimiento positivo se transmite
de generación en generación.»
- EowJN PoWELL HUBBLE, THE REALAf OF THE NEBULAE (1936).
Quizá la época que más influyó en la formación de Hubble fue
la de su estancia en Inglaterra cuando estudió en Oxford durante
tres años, con la beca Rodhes, donde se arraigó la profunda anglo-
filia que comentaremos más tarde.
Como era de esperar, el derecho le parecía árido, pero había
prometido a su padre no estudiar astronomía. No comunicó en sus
cartas que había establecido una relación estrecha con Herbert Hall
Turner, profesor de Astrononúa de la Universidad de Oxford, que
vivía cerca del observatorio. Edwin fue a cenar varias veces a la
casa de este profesor, y la señora Turner le tomó cariño maternal.
Como estudiante en Oxford, Hubble gozaba de muchas vaca-
ciones. Las empleó en viajar, principalmente a Alemania, donde
palpó en primera persona la tensión que acabaría llevando a la
Primera Guerra Mundial.
En Oxford estuvo hablando en cierta ocasión con unos astró-
nomos compañeros de Turner. Por casualidad, estos se pusieron
a hablar de las teorías de Moulton, precisamente el único astró-
nomo que le había enseñado astronomía. Por tanto, Hubble las
conocía muy bien. Moulton era conocido entre los astrónomos,
pero en absoluto era un científico cuya fama hubiera trascendido
a la esfera popular. Intervino Hubble en la conversación dicién-
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