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vieron presentes los Hubble? ¿Sentía impresentable su origen en
Missouri? ¿Se había inventado un brillante pasado corno abogado
y no quería verse descubierto? ¿Se había inventado sus hazañas
en la Primera Guerra Mundial?
Este es el testimonio de su hermana Betsy, mucho después de
que Edwin muriera, a sus más de cien años de edad:
Siempre me pregunté si Edwin se sentía culpable por no haber hecho
más. Pero los grandes hombres tienen que seguir su propio camino.
Siempre hay un límite que tiene que ser pisoteado.
LA EDUCACIÓN
En la educación de muchos niños hay algo de astronomía y es
tentador rebuscar en la infancia de un gran astrónomo el germen
de su futura dedicación. En el caso de Hubble podernos encon-
trar vestigios infantiles de su futura inclinación, pero no tan pro-
fundos que nos hubieran augurado una vocación temprana. Ya
se ha citado que su abuelo William, el romántico de la familia, le
construyó un telescopio. El niño Edwin se interesó, sí, por el fir-
mamento, pero también por muchas otras cosas. El 23 de junio de
1899, cuando Edwin tenía diez años, su amigo Sam y él pidieron
permiso a sus padres para observar un eclipse total de Luna. La
contemplación duró toda la noche.
En Wheaton, sus notas fueron buenas aunque no deslumbran-
tes, llamando la atención que un futuro astrónomo estudiara pocas
matemáticas. Tuvo dificultades en ortografía, que le seguirían el
resto de su vida. Quizá no tuviera especial empeño en someterse
a una ortografía tan arbitraria corno la de su propio idioma. Corno
estudiante, siempre tenía su propia teoría para cualquier cuestión
y siempre ponía en duda lo que dijera cualquier profesor.
Y así, Edwin Hubble, con diecisiete años, se matriculó en la
Universidad de Chicago. A pesar de la cercanía de Wheaton, John
prefirió que viviera en el campus: Pero, ¿en qué consistirían los es-
tudios de su hijo Edwin? El muchacho quería estudiar astronomía,
26 HUBBLE, EL HOMBRE