Page 126 - NUEVE MUJERES, LIDERAZGOS QUE INSPIRAN
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Nueve Mujeres: Liderazgos que Inspiran
  El Sueño de la Banca Popular
Tras algunos años de aprendizaje, Susana Tonda terminó siendo lo que alguna vez ella misma se imaginó, la persona que popularizó un instrumento financiero que hasta ese entonces era un producto de élite. Magna fue el primer plástico orientado al mundo de ingresos bajos, que rápidamente fue potenciado por la creación de las financieras, y entre ellas, Fincard, entidad organizada por Sebastián Piñera que llegaría a ser la mayor emisora de tarjetas de crédito de Chile, que permitió la gran bancarización de los sectores medios y de menores recursos, que la ejecutiva tanto deseaba y que más tarde ella misma lideró y expandió en Banefe.
El modelo que hasta la fecha funcionaba de manera exitosa era superado por las financieras y las tarjetas, y ella estaba impulsando ese cambio, que no sólo tenía implicancias de tipo económico y financiero, sino que sociales, porque la banca de personas, de aquel entonces, no tenía las condiciones de abordar los segmentos populares.
Pese a los detractores de esa innovadora posibilidad, ella luchó por extender el dinero plástico a los más pobres, con mucho entusiasmo y desmintió uno a uno a quienes sostenían que era una locura.
“Muchos de nosotros, integrantes del equipo que había formado, pensábamos que sí era posible, que haciéndolo bien, sin un incremento de riesgos más allá de una tasa razonable, se podría lograr —como que se logró—, y que la bancarización de esos segmentos llevaría a la gente a tener una mejor vida, a niveles de existencia nunca antes vistos y, por lo tanto, con ese convencimiento nos lanzamos con todo a transformar en realidad el proyecto”, expresa.
Pero una cosa era querer y otra superar los muchos obstáculos que aparecieron en el camino. Fincard inició un crecimiento sostenido entre sus clientes, con dos tarjetas de crédito, Mastercard y Magna; Visa no pudo ser posible, porque para ello se requería del respaldo de un banco y por lo mismo no le era posible captar fondos. Muy pronto se les fueron cerrando las puertas.
“Lo intentamos todo, por todos los medios. Primero, ser banco, pero por las crisis anteriores ya no se otorgaban licencias; luego, emitir bonos, pero también se nos impidió. Llegó un momento en que comprendimos que era imposible captar fondos para crecer. Teníamos muchos clientes, pero no podíamos otorgar créditos de consumo, de modo que llegó un momento en que, con todo el dolor de mi corazón, no quedó otra alternativa que vender y, habiendo tomado la decisión, formé parte de la comisión negociadora en 1991. Tuvimos que dejar ir a Bancard, uno de los golpes más fuertes que he tenido en mi vida laboral. Era tanto el afecto que nos teníamos en el grupo, que me costó mucho superar esa etapa, una época maravillosa, que recordaré siempre...”.
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