Page 136 - NUEVE MUJERES, LIDERAZGOS QUE INSPIRAN
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Nueve Mujeres: Liderazgos que Inspiran
  Humanizando a Lan
Cuando ingresó a la entidad, en el 2000, se creó la cuarta vicepresidencia de la empresa y hubo que organizar toda una estructura de recursos humanos y soporte, porque en esa área la aerolínea “era una nave sin piloto”, como expresa.
“Es verdad que las líneas aéreas estaban todas conectadas entre sí, pero el resto era algo horroroso. Para qué hablar de los pasajes en esa época: eran libretitas de papel rojo que había que digitar. La contabilidad, espantosa, no estaba al día por meses, dado que se escribían los cupones uno a uno. La gestión de personas simplemente no existía. No fue fácil. Me llevé muy buena gente de Banefe y se armó un súper equipo, pero a mí me tocó el cambio de Lan Chile a Lan Airlines, la época Lan Perú, Lan Argentina, una compañía que tenía que humanizarse y tecnologizarse. De hecho, cuando llegué prevalecía la cultura del tomatazo, es decir, algo muy masculino en Chile, al menos en esa época, que consistía en que los que aguantaban más actitudes pesadas, antipáticas en una reunión eran los mejores. Para mí eso era horroroso, no es que me escandalizara, pero yo venía de otra vertiente. Yo soy una persona afectiva. Domino las habilidades blandas, pero también es cierto que soy ejecutiva y tengo un carácter bastante fuerte, de modo que yo no me amilanaba, ni mis pares podían decir que mis observaciones eran cosas ‘de minas’. Yo tenía los dos sellos, de modo que mis compañeros, que eran todos hombres y a los que les costaba relacionarse con mujeres hasta el día de hoy, porque eran muy machistas, me escuchaban. De hecho hasta inventé el “Día del Saludo”, porque descubrí que cuando muchos llegaban en la mañana no eran capaces de bajar el vidrio del auto y saludar al guardia de la garita. Esto yo lo encontré de lo último. Por supuesto que se rieron de mí en el comité ejecutivo y todos me saludaban y me daban besos, pero entre risas y burlas se fue cambiando esa cultura tan negativa”.
Para Susana Tonda, Enrique Cueto fue su gran apoyo en esta batalla por crear y organizar nuevas estructuras. “Es una persona con una enorme capacidad de escuchar y más que nada con una visión estratégica única. Piñera en la parte financiera, un mentor y Cueto, en la parte de gestión con una tremenda visión de negocios, impresionante, capaz de predecir cosas. Tenía toda su confianza y, aunque muchas veces no lograba entender algunas de mis propuestas y acciones, me daba carta blanca”, expresa.
A estas alturas ya ella comprendía que su liderazgo era único en el país, que su acción estaba abriendo el camino a muchas otras mujeres y que pese a todas las resistencias, finalmente, lograba hacerle entender al establishment que la gestión de personas no era un mal necesario, como alguna vez tuvo que argumentar para comprar un poco de libertad de acción de las jefaturas, sino que una de las principales ventajas competitivas de la empresa. Cuando Susana
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