Page 138 - NUEVE MUJERES, LIDERAZGOS QUE INSPIRAN
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Nueve Mujeres: Liderazgos que Inspiran
  tuvimos que generar nuevos procesos, nuevas formas de hacer las cosas. No hubo ningún quiebre concreto ni real que marcaran mi salida, soy una convencida de que las etapas se cumplen. Pienso que fue correcto dar un paso al costado. Mi vicepresidencia no se reemplazó, simplemente se dividió en tres...”.
Considera que en Lan: “Logré demostrar que la afectividad y la emotividad eran rentables. Quizás por ser mujer me lo permitía; yo soy bastante acelerada, bastante eficiente y efectiva y eso hacía que mi afectividad fuese perdonada, incluso el llanto —porque la verdad es que soy bastante llorona—, el cariño, la risa, el abrazo, el afecto era como bien recibido. Si un hombre hubiese sido afectivo se le habría rechazado, no puede ser, porque a un hombre no se le permite la afectividad. Y si hubiera sido menos efectiva no se me habría perdonado ser afectiva; creo que la mezcla fue bien aceptada”.
Por supuesto que la salida de la organización le volvió a causar mucho dolor, pero ya había aprendido que una buena solución para paliarlo era reinventándose o cambiando de industria.
Y qué mejor que saltar a un área totalmente distinta: la democratización del diseño en Casa & Ideas. Después de una búsqueda de seis meses, los socios de la tienda de artículos para el hogar, Mauricio Russo, Claudia Venegas y el banco de inversiones Celfin se decidieron por la ejecutiva de moda, Susana Tonda, que estaba feliz de participar en un esquema de diseño barato para la gente de nivel medio. Pese a su increíble entusiasmo, a los tres meses, renunció por discrepancias con los propietarios.
“Me dolió porque fue un fracaso por elegir mal, pero feliz de tomar la decisión de irme a tiempo, por lo cual me siento muy orgullosa”, señala hoy.
Aquello fue un breve intervalo sin gran relevancia, porque el plato de fondo estaba a punto de ser servido.
Desde hacía tiempo que el Hogar de Cristo se encontraba con serios problemas de gestión. Estando Susana Tonda en Banefe y, gracias a sus contactos con los jesuitas, de quienes recibió su formación espiritual en Antofagasta, atendió una llamada de uno de los directivos de la institución, quien le pedía ayuda para organizar mejor el funcionamiento de la entidad social. “Y aunque me encantó la idea, en esa oportunidad no pude acceder, porque estábamos con mis hijos chicos y el nivel de gastos era tal que no lo permitía, porque habría tenido que rebajarme la renta a la mitad, que era lo que podía pagar el Hogar. Me sentí la mujer más desgraciada del mundo al no poder ayudarlos, porque yo soy muy creyente, por la influencia de mi padre. No soy de misa frecuente, pero rezo y siento la mano de Dios, de un Padre amoroso que no tiene nada de castigador. Y siempre pensé que habría sido maravilloso juntar lo espiritual con la buena gestión. Fue entonces
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