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Nueve Mujeres: Liderazgos que Inspiran
LA POLÍTICA
Creció y vivió su adolescencia en Tierra del Fuego, donde su padre era gerente de Seguridad de ENAP, tras renunciar al Ejército.
A los 14 años ya militaba
en la Democracia Cristiana, partido en el cual su padre era dirigente político.
Desde muy joven era una apasionada por las causas políticas y sociales. En el colegio tenía pésima nota en conducta o vivía condicional por insolente.
GRANDES PROYECTOS
Su padre la llevaba a recorrer las torres de perforación y
le hablaba de los grandes emprendimientos humanos, hechos muchas veces a pulso.
Ese esfuerzo mancomunado, que luego se transformaba en un proyecto de desarrollo, la marcó profundamente hasta el día de hoy.
sólo un año, pero esta vez nadie la despidió por “diferencia de criterios con sus jefes”, ni se fue llorando, como en otras oportunidades. Se trató de una situación netamente política, a raíz del Transantiago, que constituyó un total fracaso, lo que significó la renuncia del ministro de Transportes en febrero de 2007.
“La Democracia Cristiana se negó a aceptar toda la responsabilidad por la situación y no quería pagar todo el costo político. Fue así como se llegó a una transacción, en que se sacaría a un ministro de cada partido: salió un radical, un PPD, que era yo, un socialista y un DC. Lo de Izurieta quedó pendiente; algunas cosas se fueron resolviendo, otras no lo sé, porque cuando uno sale de este tipo de cargo, por sanidad mental, debe renunciar a meterse de nuevo en esas materias. Los ex ministros son puros estorbos, de modo que me alejé totalmente y para siempre del tema de la Defensa”, indica.
Y muy pronto lo olvidó, porque dejar Defensa para Vivianne Blanlot no era ninguna novedad. Sus equilibrios internos no dependen ni dependían de esas externalidades; por el contrario, su vida entera ha sido un ir y venir, un abrir y cerrar capítulos, muy diversos unos de otros, que siempre supo enfrentar con valentía, gran optimismo e, incluso, esperanza.
Tal vez eso ocurre porque su formación fue, en cierto sentido, muy especial, al alero de otro gran personaje para ella, su padre, el capitán de Ejército Jorge Enrique Blanlot, quien tras estudiar ingeniería química en la Escuela Politécnica Militar renunció a la institución y fue contratado como Gerente de Seguridad en la Empresa Nacional de Petróleo, ENAP, en Punta Arenas.
Cuando ella tenía cuatro años, su padre, que antes de renunciar al Ejército estaba a
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