Page 234 - NUEVE MUJERES, LIDERAZGOS QUE INSPIRAN
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Nueve Mujeres: Liderazgos que Inspiran
  En Arica, Janet Awad pasó los mejores años de lo que le restaba de su infancia y adolescencia, pero el tiempo transcurrió inexorablemente y la familia debió regresar cuando ella ya tenía alrededor de 14 años. En paralelo, su padre comenzó a desempeñarse en la Gerencia Comercial de diversas empresas textiles y su madre, mujer naturalmente trabajadora, fue product manager de la firma Rangers durante 15 años y, —siempre en el rubro de los blue jeans—, se trasladó a Levi hasta que jubiló.
Al regresar a Santiago, Janet fue matriculada en las Monjas Inglesas, algo que no le gustó nada, porque le encantaba su colegio en Arica, mixto, con la calidez y la tranquilidad de la provincia, donde todos se apoyaban y se conocían. La vida en Santiago, tan grande, aglomerado e impersonal, le chocaba. Pero al poco tiempo terminó por adaptarse a las nuevas circunstancias, pese a lo traumática de su llegada.
Quienes la conocen aseguran que fue una alumna brillante, inteligente, siempre elegida como tesorera, secretaria o presidenta de curso y muy participativa.
Ya en edad de ingresar a la universidad, poco a poco fue gestándose en ella la idea de seguir una carrera científica vinculada con la salud, como dentística, pero de pronto vino el boom de la nutrición y decidió ingresar a esa disciplina.
Entró con un promedio 6,6, pero finalmente la práctica terminó por cansarla y fue un profesor de la carrera quien descubrió su habilidad para los negocios cuando reconoció su destreza para el análisis de casos. Eso la entusiasmó y volvió a dar la Prueba de Aptitud Académica, pero esta vez postuló a la profesión que alguna vez eligieron sus padres, Ingeniería Comercial en la Universidad de Chile. Quedó y terminó por especializarse en Administración de Empresas.
Pero mientras cursaba sus estudios, volvieron sus dudas, como en Nutrición: “Al principio me costaban los cálculos, las matemáticas, las primeras finanzas eran horribles, y a mí lo que me gustaba era el márketing, los recursos humanos, el aspecto laboral. No estaba muy contenta, tenía buenas notas en algunos ramos, y en otros, no. Me decepcionaba, porque invertía tanto tiempo en estudiar determinadas materias y al final me sacaba una mala nota o apenas un cuatro. Cuando egresé de la carrera, lo único que tenía claro era que por ningún motivo quería trabajar en un banco, porque me imaginaba que era poco creativo”, dice con una sonrisa.
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