Page 28 - NUEVE MUJERES, LIDERAZGOS QUE INSPIRAN

Nueve Mujeres: Liderazgos que Inspiran
y tanto del Capitolio’, me respondió. Entonces me levanté del asiento y me fui personalmente a convencerlo. Para salir tenía que sacarme los zapatos de taco alto, ponerme las botas y el impermeable, porque el invierno ese año fue muy crudo y la nieve te enterraba hasta las rodillas. Pero ante la perspectiva de convencer al legislador se me olvidó todo y salí así no más a la calle, sin botas, sin abrigo, sin paraguas, sin nada y comencé a abrirme paso como pude por la nieve, luchando con los zapatos, mientras intentaba caminar como dos cuadras por ese paisaje desolador. No sentía ni frío ni miedo ni incomodidad ni vergüenza. Llegué muy pronto, me sacudí y entré a su despacho como si nada, relajada y contenta de saludarlo”.
La adrenalina, pero más que nada la pasión y el empeño por el éxito de la gestión eran superiores a todo. Y con una sencillez sorprendente, Soledad Alvear agrega: “Y me fue bien, lo convencí”. Lo mismo hizo con otros senadores que fueron presentando ciertos grados de oposición durante las negociaciones.
También recordaba Soledad Alvear, mientras decidía si seguir o no el consejo de Colin Powell, otro aspecto conflictivo, la situación en que quedarían los pequeños agricultores chilenos, productores de rubros como el trigo, remolacha y aceites, que contaban con una banda de precios aplicada a raíz de la recesión de 1982. Estados Unidos presionó tanto, en la fase final por su eliminación, que el Gobierno acordó otorgarle al grupo un plazo amplio, hasta el 2014 y luego eliminar la disposición. Pero ese punto fue resistido por muchas organizaciones nacionales y por parlamentarios, que posteriormente votaron en contra del tratado.
La ministra sabía que el TLC con Estados Unidos permitiría a Chile ingresar, por primera vez en su historia, a un mercado de 250 millones de personas o más. En lo inmediato, en los próximos cuatro años, las exportaciones a Estados Unidos pasarían de tres mil 600 millones de dólares a cinco mil millones de dólares, con lo cual el Producto Interno Bruto crecería hasta en un dos por ciento.
No, era imposible dejar la batalla, porque además, fuera del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, gracias a su gestión, Chile estaba a punto de conseguir otras cosas muy importantes que nada tenían que ver con el acuerdo, como la facilidad de que chilenos con un determinado perfil empresarial pudieran ingresar sin visa a ese país, para desarrollar negocios.
Después de esta reflexión, decidió enfrentar el desafío que le proponía Colin Powell. De inmediato pensó en que el embajador Andrés Bianchi, que en esos instantes representaba al Gobierno de Chile en Washington, era el hombre ideal, abogado, economista, empresario, investigador, académico y consultor chileno, miembro de número de la Academia de Ciencias Sociales, Políticas y Morales.
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