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Nueve Mujeres: Liderazgos que Inspiran
A modo de ejemplo, durante el año 2017, tras un proceso de relacionamiento comunitario y diálogo implementado por Casa de la Paz, representantes de las juntas de vecinos de siete villas de la comuna de Maipú y de Parque Arauco S.A., llegaron a un acuerdo de cara al funcionamiento del centro comercial Mall Arauco Maipú, que además resuelve problemáticas de los vecinos vinculados con la vialidad, seguridad ciudadana y medio ambiente.
Esta labor se inició con un diagnóstico que permitió identificar con los vecinos los impactos socioambientales que les afectaban y las posibles alternativas de soluciones. Este proceso culminó con la elaboración de un plan definitivo de medidas y de relación con la comunidad que implicó mejorar la conexión entre calles, instalar semáforos y señalética, fortalecer la seguridad ciudadana, construcción de muros medianeros, recuperación del espacio público, instalación de casetas de seguridad, contenedores de residuos y colectores de aguas lluvias, entre algunas muchas otras medidas.
Después de la aprobación del municipio, el acuerdo fue sellado con un caluroso aplauso de todos los asistentes, estableciendo mecanismos permanentes de vinculación entre los vecinos, las empresas del retail y las autoridades locales, así como un programa de monitoreo del cumplimiento de los acuerdos. “En síntesis, la comunidad ya no está disponible para invertir su tiempo voluntario para que les digan que las empresas tienen todo controlado, que solo habrá impactos positivos”, expresa.
Otro caso reciente que se hace cargo del cambio en el sentir de las comunidades es una propuesta de Fondo de Apoyo al Diálogo impulsado por Valor Minero, alianza público-privada que busca generar condiciones propicias para transformar a la minería chilena en una plataforma de desarrollo virtuoso inclusivo y sostenible. Para ello, Casa de la Paz está diseñando una institucionalidad que permita financiar procesos de diálogo para los proyectos estratégicos en forma independiente de sus titulares. Contempla el diseño organizacional del Fondo, posibles líneas de autofinanciamiento, identificación de las organizaciones sujetas de beneficio, mecanismos de asignación de recursos, registro de consultores, entre otras materias. Para ello, incluye tres líneas de acción, de las cuales la primera es la habilitación de las comunidades para el diálogo, lo cual implica contar con facilitadores certificados; la elaboración de diagnósticos socio-territoriales, mapas de actores y conflictos, capacitación para dirigentes, asesorías y recursos materiales. Una segunda línea está relacionada con la facilitación del diálogo y la construcción de acuerdos, a lo que se agrega consulta indígena. Y, por último, mediación ante conflictos y protocolos de entendimiento.
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