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Nueve Mujeres: Liderazgos que Inspiran
En resumen, atrás quedaron las estrategias filantrópicas de responsabilidad social que caracterizaron las décadas anteriores, para abrir paso a intervenciones que se hacen cargo de impactos sinérgicos de mediano y largo plazo. Todo ello implica un desafío infinitamente más complejo para instituciones como Casa de la Paz.
Una Típica Baby-Boomer
“Nada de lo realizado en mi existencia fue producto de la planificación, más bien fue la aceptación de las invitaciones que la trama de la vida fue ofreciéndome. El mérito personal fue destinar mis energías a la construcción de un mundo mejor y dar pasos hacia ello. Nada fue resultado de un diseño, simplemente fue. Soy muy mala planificadora. Esa es una de mis debilidades o fortalezas: es que no tengo estrategia, me levanto todos los días con la intención de desarrollar el mejor día posible, lo cual implica que me voy viviendo la vida diaria”, expresa.
En retrospectiva, nunca pensó que todo lo realizado ocurriría, aunque visto desde esta etapa de la vida, confiesa, adquiere una “insospechada coherencia”, “un hilo conductor que otorga continuidad a lo que se fue generando”.
Y eso lo define Ximena Abogabir como promover la responsabilidad individual en la construcción de un futuro común, como consecuencia de nuestras opciones, porque “las características de la sociedad planetaria que está naciendo dependen del conjunto de opciones que tomemos hoy”.
El mérito que ella reconoce en Casa de la Paz durante estos años es que “hemos contribuido a sembrar semillas, semillas que tenía al árbol como posibilidad. Puedes plantar 10, 50, 100 árboles, pero semillas representa algo infinito, por eso me gustan los medios digitales, que permiten amplificar. Estoy convencida de que nunca hicimos grandes cosas, más bien fue una constelación de pequeñas acciones, realizadas con pasión, creatividad, amor. Posiblemente el resultado es grande, se involucraron cientos de hombres y mujeres, chilenos y extranjeros que eligieron a Casa de la Paz como el terruño donde plantar las más diversas semillas de sus proyectos. La atención siempre estuvo puesta en plantar la semilla de la mejor forma posible, más que en planificar el bosque resultante. En Casa de la Paz las personas encontraron cómplices para dar forma a sus propios sueños”.
Sin lugar a duda, Casa de la Paz refleja la capacidad de Ximena Abogabir de realizar alianzas y de entusiasmar a mucha gente con una utopía, “la gran familia humana que se hace cargo del bienestar de todos sus miembros
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