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Nueve Mujeres: Liderazgos que Inspiran
anulado y esto se lo digo con el dolor de mi alma, o son las 200 millas o nada”, sentenció finalmente la ministra.
De pronto, el comisario de la Unión Europea dulcificó sus facciones, la miró una vez más con sus intensos ojos celestes que eran casi como una caricia, y le sonrió: “Bueno, tendrá que ser una excepción... y resolvamos pronto este asunto porque estoy atrasado”, le indicó, mientras miraba su reloj, para disimular el efecto que el triunfo de esta mujer le había causado.
La estrategia de “estirar y encoger” había redituado, pero más que eso la lucha por “lo correcto” había ganado.
En el primer piso del edificio de la Unión Europea se agolpaba la prensa local e internacional, junto a los negociadores, todos desconcertados por la inesperada y extensa reunión.
“Luego de la conferencia de prensa de rigor, me fui corriendo a la embajada a llamar al Presidente Lagos e informarle; con todo el trajín se me había olvidado hacerlo antes; menos mal que la diferencia horaria jugó a favor mío, porque cuando logré comunicarme con Chile, él estaba durmiendo”, recuerda.
Regresó a Chile como una heroina, recepciones en La Moneda, en CasaPiedra ofrecidas por el sector privado, grandes artículos en la prensa, conferencias, seminarios y entrevistas. Y no era para menos: a Chile se le abría, en ese entonces, un mercado inédito de miles de millones de habitantes que en dos años se multiplicaría.
Negociadora por Intuición
Al mismo tiempo se esperaba que en siete años las exportaciones se duplicaran, causando un mayor crecimiento, más empleos y nuevas inversiones. El Tratado de Libre Comercio permitiría liberalizar hasta el 96 por ciento de los intercambios comerciales, industriales, agrícolas, de servicios y de inversiones en plazos escalonados e inferiores a 10 años. De esto, el 85,4 por ciento de las exportaciones chilenas serían desgravadas inmediatamente hasta llegar al arancel cero, mientras que en el cuarto año se esperaba que se abarcara la totalidad.
Pudo haber sido la villana de la jornada, de no mediar su carácter tan especial, su gran capacidad para regular las emociones, administrar los pensamientos, en definitiva, lo que constituye una de sus principales competencias, su gran liderazgo.
“Las condiciones de negociadora con Lamy simplemente me brotaron; fue consecuencia del fuerte sentimiento de responsabilidad que siempre he tenido cuando trabajo para Chile. ¿Qué puede ser más importante que realizar una tarea
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