Page 16 - Farewell
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Neraf Melp
               un loco, cosa que usted duda aún; la amo desde el primer día
               que la vi saltando en el patio de su tía. Fue verla y engancharme

               a sus caderas, sus piernas; las tetas rompían a salir y usted
               trataba de esconderlas, cosa imposible porque desarrollaban
               bien. Y aunque se metieron y dijeron burradas contra mí, yo

               seguí como si nada; dice un refrán “perro pendejo no singa
               perra” yo era todo menos pendejo y me comí el pastel ¿Y qué
               pasó?  Pues que cada vez que estábamos en la cama, le decía
               lo hermosa que era, lo mucho que me gustaba y la delicia que
               era estar con usted, siempre ponía cara de incrédula. Es verdad

               que éramos muy jóvenes, bueno yo no tanto, pero lo doloroso
               era el rechazo si jugaba a agarrar una teta o poner una mano en
               el culo. El primer año fue bronco, me criaron diciendo que el

               macho es macho y la mujer debe aceptarnos; yo quería que lo
               gozara, que fuera abierta, nada impuesto, ver que me deseaba
               y que todos hacemos lo mismo. Un día, se me ocurrió que lo
               hiciera con otro y se convenciera, oír que le decía el otro. No se
               lo dije así; pero veo que no entendió hasta qué punto la amaba,


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