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Muros. Historia viva













                            El ataque del Loire





                      a mañana del 4 de julio de 1805, una pequeña flota inglesa al fren-
                      te de la cual estaba el capitán Maitland, comandante del Loire (una
               Lfragata con 44 cañones capturada a los franceses en la batalla de la
            isla Tory, el 12 de octubre de 1798),  llegó a Muros con la intención de ha-
            cerse  con la  corbeta  francesa «Confiance», un corsario  galo  que había  sido
            reflotado el 3 de febrero de 1799 después de haber estado más de un año in-
            servible, al volcar durante su botadura en noviembre de 1797. Junto a la cor-
            beta gala se encontraba también el Bélier, un bergantín de la clase «vigilant»
            de 16 cañones, 116 metros de eslora y unas 450 toneladas de desplazamien-
            to, que había salido por primera vez al mar en 1800 y estaba siendo reparado.

               Maitland, que venía de atacar la villa de Camariñas, supo por la informa-
            ción que le habían facilitado los marineros de la faluca española «Esperanza»,
            apresada en aquel ataque dos días antes, que en el puerto muradano se en-
            contraba fondeada la «Confiance» Artillada con 26 cañones de 12 y 9 libras, si
            bien se encontraba desarmada debido a los trabajos de reparación a que esta-
            ba siendo sometida. Al llegar a la punta de Rebordiño, remolcando los botes
            apresados en anteriores abordajes, fueron avistados por las defensas de tierra..
               La pequeña batería de dos cañones apostados en el cabo abrió fuego contra la
            nave inglesa, cuya tripulación estaba compuesta por cincuenta hombres entre ofi-
            ciales, marines y marineros Comandados todos ellos por el capitán Maitland y las
            órdenes del teniente Yeo, a quién asistían los tenientes de la Real Marina Británica,
            Samuel Mallock y Joseph Douglas así como el teniente segundo Charles Clinch.

               Los ingleses respondieron al fuego, pero ante la imposibilidad de llegar hasta
            la «Confiance» debido la ventaja que le otorgaba a las defensas su estratégica
            posición, el capitán Maitland ordenó atacar por tierra e inutilizar los cañones.
               Cincuenta  marines británicos, comandados  por el propio teniente  Yeo,
            alcanzaron  la orilla  en unos botes y consiguieron  anular  la  escasa  fuer-
            za de fuego situada en la punta Rebordiño.  Pero, al adentrarse el Loire en la


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