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Muros. Historia viva







              Destrucción de la Villa por los




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                      l 26 de marzo de 1809, Domingo de Ramos, tuvo lugar uno de los
                      acontecimientos más importantes y desgraciados, sino el más, de la
               Ehistoria muradana.
               Habiendo abdicado  el rey Fernando  VII el 8 de mayo de 1808 en favor
            de  Napoleón  Bonaparte,  cediendo  a  Francia  todos los derechos  sobre Espa-
            ña y sus colonias, fue nombrado, el 6 de junio de ese mismo año y median-
            te un decreto del emperador francés, su hermano José Bonaparte como nue-
            vo rey de España, quedando, por lo tanto, toda la nación bajo el gobierno de
            Francia. No dudó el emperador francés en hacer uso de la fuerza para someter
            bajo  su  gobierno  a  la  población  española,  estableciendo  para  ello  guarnicio-
            nes militares en las diferentes ciudades y en los principales pueblos del país.
               En Galicia, tenían las autoridades de los invasores su emanación en Santiago
            de Compostela, y disponían de destacamentos de tropa en diversos pueblos de
            la provincia con el objetivo de controlar a los guerrilleros de la resistencia, que
            no aceptaban la intrusión ni el dominio francés. Muros era uno de los pocos
            pueblos que no estaba totalmente sometido a la autoridad francesa. Esta relativa
            independencia del gobierno de Napoleón atraía al puerto de la Villa a numero-
            sos barcos procedentes de Cataluña, Portugal y otros lugares, que salvaban de
            esta manera sus cargamentos evitando les fueran requisados por los invasores
            al encontrar en Muros un puerto de refugio, desde el cuál se abastecían los pue-
            blos y ciudades donde se estaba llevando a cabo a lucha por la independencia.

               En enero de 1809 se creó una Junta de Defensa de la Villa con el fin de eludir
            políticamente las órdenes de los invasores, conservar la tranquilidad en el pueblo
            e imponer respeto a los delincuentes. Esta Junta estaba formada por hombres
            considerados «notables personajes de la Villa», y para pertenecer a ella era
            requisito necesario disponer de sueldos, rentas o salarios fijos. Los componentes
            de esta Junta eran: Joaquín Beiro (regidor); José María Calderón (presidente);
            Roque Malvárez y Juan Manuel de Lois, (regidores); José Giance (canónigo de
            la Colegiata); Juan Lorenzo Patiño (canónigo); Luis  Antonio Llanes (cura); Juan


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