Page 228 - anuario-2021
P. 228
Recuerdo que lloré en mi último día en el infantil, sentía nostalgia porque no iba
a volver a jugar en el arenero, pero también sentía miedo por enfrentarme a
nuevas personas, a correr para llegar a la cafetería antes que los grandes y a
tener que acostumbrarme a un nuevo lugar. Podría decir que el sentimiento
que tengo en este momento es parecido, solo que esta vez no seguiré viendo
paredes amarillas todos los días, tampoco estaré con mis amigos cinco días a
la semana, y mucho menos tendré que correr para comer, pero sí tendré que
enfrentarme a retos mucho mayores.
Este espacio no es para nada más que agradecer: a los profesores que me
vieron y ayudaron a crecer como persona, que me enseñaron lo que es
sentirse frustrada pero también lo bien que se siente lograr algo; a mis amigos,
por sacarme mis mejores risas y hacer que mi paso por el colegio fuera una
experiencia memorable; a Shanna, que aunque claramente no va a leer esto
ha sido mi mejor amiga y compañía; a mi hermana, por no dejar que me entra-
ran a un colegio solo de mujeres y cuidarme como si fuera otra mamá; a mis
papás, gracias por haber escogido el mejor colegio para mí, por todos los
sacrificios que hacen para que siempre esté bien, por educarme, llenarme de
valores y ayudarme a convertirme en la mujer que soy hoy; y, por último, a
Dios, por poner a gente bonita en mi camino y llenarme de bendiciones, una
de ellas, traerme aquí.
Gracias CSI, siempre estaré orgullosa de ser Ignaciana.