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Colegio San Ignacio de Loyola… más que una institución, es el segundo hogar de todos noso-
tros. Aún recuerdo cuando estaba en prejardín y veía a once grado como algo muy muy lejano
y ahora estoy aquí.
En el colegio viví todo tipo de experiencias, pero afortunadamente la mayoría fue excelente.
Recordar esos momentos de felicidad, graciosos y aquellas personas que formaron parte de
mi vida es algo que me llena de alegría y de nostalgia. Este es el lugar donde me formé como
persona, donde conocí a los que hoy en día puedo llamar mis amigos, donde aprendí lo que
es la autonomía y la responsabilidad. Es muy gratificante saber que en todo el proceso vivido
en el colegio siempre hubo un acompañamiento por parte de los docentes y los coordinado-
res, quienes siempre demostraron su apoyo y el cariño hacia nosotros.
Solamente me quedan palabras de agradecimiento con la institución y con todos los que la
conforman. Gracias a esos profesores que fueron pacientes conmigo, aunque tenía serios
problemas de normalización, esos profesores que siempre se tomaron el tiempo de explicar-
me los temas con tranquilidad y especialmente a esos profesores que escucharon mis
pensamientos, mis puntos de vista y mis problemas, como si de un amigo se tratara.
Por último, quiero agradecerles a Beatriz Elena Vásquez, Henry Mesa, Diana Trujillo, María
Eugenia Ochoa, Julián Ortiz Muñetón, Carlos Muños, John Jairo Salazar, Daniel Gracia, Carlos
Mario Ospina y Santiago Genoy, porque fueron personas muy importantes en mi proceso
formativo, personas que siempre me escucharon, me aconsejaron, me ayudaron a ser un
mejor ser humano y sepan que los quiero mucho. A la promoción 2020 le quiero dar las
gracias, ya que me acogieron como si siempre hubiera sido parte de ellos y eso es algo que
nunca olvidaré.
-Alejandro Zapata Botero- (2006-2020)