Page 20 - Apofénicos Vol.3
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Entonces
aprendí, en general,
que no hay que poner un tapón al
agujero mental del cual sale un discurso
confuso e impulsivo sin reflexión, porque tapar
no es la idea, es aceptar que hay un enjambre infinito de
pensamientos buenos o malos y que al comprender que no estás
tan necesariamente conectado con ellos como pensabas, es curarte
en salud.
Lamento si estás atrapado allí. No te preocupes, estarás bien. Finalmente
tendrás tiempo para pensar bien en las cosas, a veces olvidamos las moscas
mentales que sacan lo mejor de nosotros, esas ideas confusas adoptadas a lo
largo de nuestro crecimiento y que nos dan una perspectiva completamente
nueva.
Y sí, hay mundos hermosos y maravillosos dentro de estos simuladores. Están
llenos de seres inteligentes con conocimiento qué otorgar, historias que contar,
entrevístalos y anota todo lo que te dicten los extraterrestres.
Aprendí que las cosas que nos animan y sanan no vienen en calcomanías, ni en una
pastilla o receta médica. Es una lucha, se necesita decir adiós, ya sabes, agradecer,
pedir perdón y perdonar porque no importa que tan rico o poderoso te sientas,
caminamos por los mismos suelos y se agrietarán. Devorarán todo cuanto sabes,
devorarán tu corazón, tu alma y te dolerá, pero todo ese dolor se convertirá en
medicina. He aprendido que no necesito drogarme para sentir que estoy vivo.
Aprendí a recibir y dar paz.
Galimatías
| por Matú
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