Page 15 - Apofénicos Vol.3
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Todo cambió ese día. Fue como si alguien
hubiese tomado mi ser por completo, para
moverlo de un sitio a otro. Era el mismo, pero
estaba en otro lado. El mundo tenía un brillo
particular, quizá porque al reconocer la fuerza
del amor, ya podía amar el lugar donde vivía,
nuestro planeta. Reconocí el poder de la vida La universidad dejó de interesarme, no
en muchos lados, en las plantas, en la gente, era el tipo de conocimiento que buscaba. Así
los animales; la energía que sostenía todo… que la dejé. El dinero tenía importancia sólo
podía sentirla. Estaba vivo. Parecía haber para vivir y ser libre, buscaba lo necesario
llegado a donde estamos todos destinados en para seguir activo en este lado del infinito,
este mundo, donde nos hemos preguntado no más. La familia también comenzaba a
tantas veces: ¿qué estamos haciendo aquí? estorbar un poco, así que tomé distancia.
Ahí estaba. Me sentía despierto, alerta, en Sobre todo, en términos de responsabilidad,
comunión con la tierra, agradecido, incluso porque seguía manteniendo en casa de
bendecido. Sabía. Tenía certezas de que algo mis padres una habitación para mí, un
más grande, mucho más grande, existía. Pero guardarropa, mi computadora, mi colección
faltó algo esencial en todo esto. La enseñanza. de piedras volcánicas, libros, etc. Una
Entendí en mi ser limitado, que la vía de acceso bodega y donde dormir ocasionalmente,
a esos estados de consciencia era la sustancia. sin pagar un solo peso. ¡Genial!
Pensé que el mundo de las drogas no era tan Lo mejor era que mi persona creaba un
malo después de todo. Hay todo un sistema magnetismo impresionante con la gente.
de filosofías que sustenta esta hipótesis, así Todos me percibían como un tipo espiritual.
que me di el permiso de entrar sin temor. La Recibía invitaciones constantes para
libertad que puedes sentir cuando pierdes el alimentar la fiesta de algún amigo, no con
miedo, es sumamente estimulante. Un poder dinero, sino con energía. Ellos no lo sabían,
exquisito. Poco a poco fui alejándome de pero yo sí. Lo creía justo, incluso pensaba
todas aquellas cosas que pensaba, habían sido que daba mucho más de lo que cualquiera
creadas para someternos a un sistema diseñado pudiera dar. Fueron tiempos de excesos,
específicamente, para mantenernos esclavos. de muchísimo alcohol, fiesta interminable,
no importaba el día, siempre había alguien
dispuesto a seguir bebiendo, bailando,
escuchando música y estallando en energía.
Una cosa llevó a la otra, comencé a probar
más drogas; todas y cada una, resultaron
atractivas y estimulantes. Cada una me
daba cosas diferentes, un placer a veces
ilimitado de pensamiento, de poder físico,
de enervación sexual o sensibilidad al amor
y la alegría. Algunas veces bromeamos
con el dealer, lo llamábamos cerrajero,
porque era capaz de abrirnos la puerta
a estado emocionales o de consciencia
a voluntad y a cambio de unos pesos.
Alteración de la Concienica, una
responsabilidad mayor
14 | por José Luis Yanez L.
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