Page 11 - cuentoflip
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ros sueltos del zaguán. Tú eres Kira, ¿verdad? —le preguntó a la
niña—. Tu padre me dijo que a lo mejor te dejabas caer por aquí.
Los niños contemplaron a la joven, que llevaba el pelo color aza-
bache recogido en forma de moño por un pincel. Llevaba puesta
una bata blanca como las de los médicos, y no paraba de darles
información del trabajo que estaba realizando. Descubrieron que
el zaguán estaba ricamente decorado. En el techo se apreciaban
formas arquitectónicas enmarcadas con motivos florales. Ade-
más, las pinturas ópticamente agrandaban la estancia. Las pare-
des también estaban decoradas con molduras pintadas que enri-
quecían el espacio. El suelo parecía una alfombra y las baldosas
tenían un diseño con motivos florales. Justamente el centro era un
círculo que parecía encerrar un animal.
—Son baldosas hidráulicas —informó la restauradora—. Todas
las estancias de la casa tienen un diseño distinto y muy original.
Las baldosas las hicieron aquí en el pueblo. Por lo visto hubo una
fábrica de suelos hidráulicos hace ya algunos años y la antigua
dueña, que se dedicaba a la arqueología, los mandó diseñar.— Ai-
nara creo que se llamaba. Al parecer cerró la casa hace décadas y
no volvió nunca más.
Los niños estaban encantados con la información que les estaba
dando la restauradora y prestaron más atención a las pinturas.
—¡Jairo, mira! Parece que hay textos escritos en las paredes y en
el techo. Rocío, ¿qué hay escrito en esas paredes? —le preguntó
la niña.
—Justamente en el pilar que da paso a la escalinata hay un tex-
to que dice literalmente “Casa consagrada a los hombres sabios
que vinieron del este” —le contestó la restauradora. Dicen que es
la propia letra de la arqueóloga que quiso rendir un homenaje a
esos hombres. Tengo que seguir investigando a Ainara. Al parecer
desarrolló gran parte de su trabajo por la antigua Persia. Y aquí,
mirad, en todo el perímetro del zaguán dice “¿Quién es el ser, el
único ser de entre todos los habitantes de la tierra, las aguas, el
aire, que tiene una única naturaleza, pero posee dos pies, tres pies
y cuatro pies, y es más débil cuantos más pies posee?”
—¡Anda si son letras, creía que eran adornos! —exclamó Jairo
avergonzado.
—Parece una adivinanza —dijo Kira.
Los niños se miraron y enseguida sus mentes empezaron a buscar