Page 65 - selim
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Selim  miraba a Zuffu, y Zuffu   miraba a Selim.
          Los dos estaban    muy serios;   no  era divertido,
          ni siquiera  un poco, eso de no oír nada.



          Selim sonrió agradecido; a Zuffu     no se  le  ha-
          bía  ocurrido  burlarse  de  él,  y  no  había  duda-
          do  en  taparse  los  oídos  para  comprenderle
          mejor.  Después,    una  ancha  sonrisa  alegró  la
          cara  de Zuffu.  Le  gustaba  Selim.  ¡Era  tan  su-
          mamente    distinto  a  todos  los  chicos  que  co-
          nocía!  Con  los otros  muchachos    se  podía  co-
          rrer,  jugar,  pelear  o  discutir.  Pero  con  Selim
          se  podían   hacer   otras  cosas   asombrosas,
          como,   por  ejemplo,   esa  extraña  experiencia
          de ponerse en    el  lugar de  una  niña sorda...



          Se  quitó  las  manos  de  los  oídos  y  se  inclinó
          hacia el asiento de su padre.

          —¡Qué    buena   idea  has  tenido  al  atrepellar  a
          Selim,  papá! -dijo tan contento.

          —¿Cómo? -exclamó el       señor Averi.



          La sorpresa y la indignación    le hicieron  dar un
          volantazo un poco brusco.

          —¡Chiquillo   bruto!  -le  regañó-.  Con  tus  ton-
          terías  has  estado a  punto  de  hacerme   chocar



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