Page 63 - selim
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Abrió  la  portezuela,  ayudó  a  Selim  a  subirse
          al coche y volvió a cerrar cuidadosamente.

          —Yo me llamo Zuffu -dijo-.     ¿Y tú?


          —Selim.


          —¿No tienes    nada  roto?


          Selim   negó  con  la  cabeza.  Todo   estaba  aún
          algo borroso a su alrededor, como en       un sue-
          ño.  La cadera le dolía un poco, en el sitio don-
          de  el  coche  le  había  golpeado.  Tenía  un  ras-
          guño en   un  brazo y un pómulo arañado que le
          dolía,  pero  en  realidad  era  poca  cosa y  no te-
          nía nada roto.



          Cuando    el  señor  Averi  se  puso   al  volante,
          Zuffu  le  preguntó  a  Selim  algo  que   le  tenía
          muy intrigado:

          —¿Por qué jugabas a hacerte el sordo?


          —¡Cómo!      -exclamó   el  señor  Averi,  volvién-
          dose   hacia  Selim-.  ¿Estabas   jugando   a  que
          eras sordo?


          —Pues    claro,  papá  -respondió   Zuffu-.  Selim
          tenía  las  manos tapándose    los oídos.


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