Page 64 - selim
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—La calle   no es  un  lugar apropiado para jugar
             a  semejante   cosa -dijo  el  señor Averi  con  in-
              dignación-.  ¿Es que   no te  das cuenta   de que
              podía  haberte aplastado?


             —No    era  un juego -replicó Selim-.    No es  na-
              da divertido no oír ni  la  música de  la flauta,  ni
              las bocinas de los coches, ni...


              —Entonces,    ¿por  qué...? -empezó a     pregun-
              tar Zuffu.


              —Semra    no  oye  nada...,  ni  por  la  mañana,  ni
              por  la  noche;  ni  los  ruidos  de  la  calle,  ni  los
              de  la  casa;  nunca...  Yo  puedo  dejar  de  oír  de
              vez  en  cuando;   si  no  hago  eso,  no  me  doy
              cuenta de lo triste que es no oír.


              —¿Quién es Semra? -preguntó Zuffu.


              —La   hija de Mustafá, el  aguador.


              —¿No    ha  seguido   ningún  tratamiento?   -pre-
              guntó el señor Averi.



              Pero  no  obtuvo   respuesta,    porque   Selim  y
              Zuffu  se  habían  tapado  los  oídos  con  los  de-
              dos.


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