Page 10 - UNIVERSIDAD AUTONOMA DE ICA
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Docente: Nathia Erika Castro Vilcapuma
asustada mamá fue a preguntarle si se encontraba bien. Y no, papá le
dio la noticia que lo habían despedido. Mamá en su preocupación trató
de calmarlo y simplemente papá la esquivó.
Y así, las semanas transcurrían y papá trataba de encontrar
empleo. Se le dificultó mucho y veía como él se sentía frustrado de que
no pueda conseguir trabajo. Mi madre siempre trató de apoyarlo
anímicamente, para que él no se rinda tan fácil al no encontrar empleo,
pero papá no se daba cuenta y tomaba actitudes un poco impulsivas.
Papá salió un día por la tarde y nosotras nos quedamos preparando
la cena, pero no contábamos con que no llegaría a cenar con nosotras,
estábamos muy preocupadas porque él no había llamado para dar razón
y decir que iba a tardar. Eran altas horas de la noche y sentimos un golpe
en la puerta, asustadas bajamos a ver quién era. Y, era papá. Estaba
totalmente ebrio, ni siquiera podía caminar normal, mamá rápidamente
fue a ayudarlo y simplemente lo dejó descansar.
Al día siguiente mamá fue a conversar con él y preguntarle porqué
había llegado en ese estado a casa.
Papá de forma grotesca le respondió: “No te incumbe este asunto”.
Mamá dijo: “Cómo no va a importarme si llegaste muy mal, espero
que sea la última vez”.
Y la verdad, yo también creí que iba a ser la última vez…
Todo dio un giro de manera muy tosca. A papá se le hizo costumbre
seguir bebiendo y llegando tarde a casa. Mamá, harta de eso fue a
refutarle a papá y decirle que no estaba bien lo que hacía. Él en ese estado
se volvía muy necio y simplemente no le importaba lo que mamá decía.
Mamá se acercó más y cogió sus manos para pedirle que por favor dejara
de hacer eso y papá, le dio una bofetada.
Ella, entre gritos y sollozos le decía: “¿Por qué hiciste eso?”
Él no estaba en sí y asustado salió de casa.
Y lo peor de todo, era que yo estaba presente. Vi claramente como
la mirada de mi padre comenzó a cambiar en ese momento, lucía
irreconocible.