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mejores regalos. En aquellas navidades fue en donde empecé a tomar

conciencia de lo valioso que podan ser las pequeñas cosas, de lo que

puede hacer feliz a un niño, de que lo simple puede ser lo màs hermoso

para alguien y de lo maravilloso que es poder dar sin esperar nada a

cambio. Eran las 6:30 am, aquel día tenía clase de educación física, no

recuerdo el nombre de la escuela, pero me gustaba mucho, quedaba

también en el 20 de Julio; mi uniforme era tan lindo: una pantaloneta

blanca, medias blancas hasta la rodilla, zapatos de tela blancos y un

camisa verde, me levanté y me dirigí hacia la parte detrás de la nevera,

saco mi camisa, y como era de costumbre no se había secado, recuerdo

tomar la plancha, conectarla y colocarla un buen rato sobre la camisa,

cuando de pronto estaba oliendo a quemado y alzo la plancha y tenía la

tela pegada; ya no tenía camisa y por eso me dieron una pela muy dura.

Recuerdo que en esa escuela me dieron un prendedor con la bandera de

Colombia por buena estudiante, salí en el patio al frente de todos, ese

día me sentí muy, muy feliz, desde chiquita me ha gustado mucho

estudiar. Recuerdo mucho a esa escuelita, porque allí me sentí bastante