Page 100 - Donde termina el arco iris
P. 100

CECELIA AHERN                                                             Donde termina el Arco Iris
               de gallina y le odio tanto que me siento incómoda. Es muy complicado que cure mis
               heridas el mismo hombre que me las infligió.
                     Y él se ha vuelto un fanático de todo. Se muestra entusiasmado ante la idea de ir
               juntos a un consejero y dedica unas cuantas horas de su jornada a hablar conmigo, a
               hablar de verdad. A mí todo eso se me antoja una solución de manual del tipo «cómo
               complacer a tu esposa después de follarte a otra mujer». Para empezar conciertas una
               cita con un consejero matrimonial, asegurándote de hacer muchos aspavientos para
               que quede bien claro cuántas reuniones importantes has tenido que cancelar, luego
               preparas la cena cada día y llenas el lavavajillas, le preguntas a tu esposa mil veces al
               día si está bien y si puedes hacer algo por ella, haces la compra semanal recordando
               incluir algún regalito como su pastel de chocolate favorito o un libro que creas que le
               puede gustar, pasas unas cuantas horas al día sentado en silencio con tu esposa
               pasando revista a la jornada y luego comentas con todo detalle cómo crees que está
               yendo vuestra relación. Haz esto quinientas veces al día, añade agua  y remueve.
                     Y el caso es que el Greg con quien me casé jamás haría ninguna de estas cosas.
               Nunca se molestaría en cambiar el rollo de papel higiénico ni tampoco vaciaría su
               plato antes de meterlo en el lavavajillas. Todo ha cambiado. Hasta las pequeñas
               rutinas cotidianas que hacen la vida más cómoda han cambiado.
                     Si reuniera fuerzas suficientes para abandonarlo, lo haría. Pero estoy atrapada
               en este limbo evasivo. Ahora quiero tomar la decisión correcta. Dentro de cuarenta
               años no quiero ser una vieja amargada que siga haciéndole a Greg comentarios
               insidiosos sobre lo que me ha hecho. Para que este matrimonio funcione necesito
               saber que seré capaz, si no de olvidar, al menos de perdonar. Necesito saber que el
               poco amor que aún siento por él crecerá y volverá a ser el de antes. Lo único que me
               da fuerzas es que sé que no me hará esto otra vez. Hemos pasado demasiadas noches
               de lágrimas y peleas como para que ninguno de los dos quiera pasar de nuevo por
               algo parecido.
                     Si Alex viviera en este país sabría qué hacer. Lo único que necesito es respaldo.
               Él es el angelito que se sienta en mi hombro y me susurra al oído: «¡Puedes hacerlo!».
               Es curioso. Tengo treinta años y todavía me siento como una niña pequeña. Todavía
               miro alrededor para ver qué hacen los demás y así asegurarme de que no soy
               completamente distinta; todavía miro alrededor en busca de ayuda, de un codazo
               amistoso y un consejo dicho en voz baja. Pero al parecer no atraigo la atención de
               nadie. Nadie más parece estar mirando alrededor preguntándose qué hacer. ¿Por qué
               será que me siento como si fuese la única persona que está confundida y preocupada
               por las decisiones que he tomado y el futuro que me aguarda? Mire donde mire, sólo
               veo personas que tiran adelante. Quizá tendría que seguir su ejemplo.
                     Besos,
                     Rosie


                     Querida Rosie:
                     Por favor, no te atormentes con preguntas que no puedes responder. Ahora
               mismo estás pasando un momento realmente complicado, pero vas saliendo adelante
               como tantas otras veces lo has hecho. Cada mal trago te hace más fuerte.
                     No soy quién para decirte si debes seguir con Greg o no (sólo tú puedes tomar
               esa decisión) y lo único que puedo decir es que si os queda un poco de amor deberías
               hacer un esfuerzo. Todas las cosas pequeñas crecen si las alientas, Rosie. Y con el
               amor pasa lo mismo. Pero si esto te hace desgraciada vete y busca otra cosa que te dé
               la felicidad que te mereces.
                     Escucha lo que te dice el corazón y fíate de tu instinto: ambos te llevarán por
               buen camino. Siento no tener grandes y sabias palabras para decirte, Rosie, pero al





                                                                                                    - 100 -
   95   96   97   98   99   100   101   102   103   104   105