Page 165 - Donde termina el arco iris
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CECELIA AHERN Donde termina el Arco Iris
y mando e-mails como una loca. Lo normal sería que compartiéramos alguna clase
de vínculo o amistad o que tuviéramos algún tipo de relación. Pero somos dos
perfectos desconocidos.
Todavía estoy enfadada con él, pero el de ahora es otra clase de enfado. Antes
estaba enfada porque me había abandonado. Yo tenía que hacerlo todo. Mi vida
social se había ido al traste, me gastaba todo mi dinero y no encontraba trabajo. Pero
ahora, cuando lo veo bromear con Katie, pienso que ha sido una pena. Eso es lo único
que tenía que hacer mientras Katie crecía, estar pendiente de ella, y ella le habría
aceptado, tal como hacen los niños, sin importarle cómo fuera. Ahora estoy enfadada
con él por no haberse ocupado de ella. Por fin me he desprendido de esa parte
egoísta de mí.
Una vez más no sé hacia dónde voy, Steph. Parece como si cada tantos años
tuviera que apartar a paladas los trozos de mi vida para volver a empezar de cero.
Haga lo que haga y por más que me esfuerce no consigo alcanzar las vertiginosas
alturas de la felicidad, el éxito y la seguridad como hace tanta gente. Y no me refi ero
a hacerme millonaria y a vivir feliz comiendo perdices. Me refi ero a llegar a un punto
en la vida en que pueda pararme, echar un vistazo a mi alrededor, suspirar con alivio
y pensar: «Ahora estoy donde quería estar».
Me falta algo, ¿sabes? Es la «chispa» especial que se supone que te da la vida.
Tengo el trabajo, la hija, la familia, el apartamento y los amigos, pero he perdido la
chispa.
Y como respuesta a tu pregunta sobre Alex, no sé lo que piensa de mi nuevo
trabajo porque hace mucho tiempo que no sé nada de él. Está tan ocupado salvando
vidas más valiosas y asistiendo a funciones benéfi cas que no puedo contar con que se
ponga en contacto con una amiga como yo. Está demasiado ocupado repescando
«viejas» amigas. Putillas, para más señas.
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