Page 221 - Donde termina el arco iris
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CECELIA AHERN                                                             Donde termina el Arco Iris
                     También conocí a la novia de papá. Tiene veintiocho, se llama Lisa y es bailarina
               en el club. Baila encima de un pódium de unos tres metros de alto que está en medio
               del club, dentro de un anillo de fuego y envuelta con un pedazo de tela estampada
               que imita la piel de tigre (yo no lo llamaría a eso vestido). Es de Bristol y se vino a
               Ibiza para hacerse bailarina cuando tenía mi edad. Me contó que trabajaba en una
               discoteca de la misma calle (que creo que es la calle de la marcha) y que conoció a
               papá y él le ofreció un empleo (¡no quiero saber cómo ni dónde se conocieron!).
                     Dice que quiere usar una serpiente en su actuación porque se compró un traje
               de piel de serpiente y piensa que quedaría muy guay. Le dije que bailara con papá.
               (Me parece que poseíste mi cuerpo durante un ratito.) En fin, el caso es que papá
               piensa que está loca y se niega a conseguirle la serpiente y llevan toda la semana
               discutiendo. Me faltó valor para decirle que en el club todos van tan borrachos que
               aunque Lisa bailara con un elefante creo que nadie se daría cuenta, así que no te digo
               ya una serpiente. Lisa dijo que quería hacerlo para ponerlo en su CV. Papá le
               preguntó si tenía planes de pedir trabajo en un circo. Es divertido oírlos pelear.
                     Estos días me he dado cuenta de que tú y yo nunca hemos ido juntas de
               vacaciones como Dios manda. En realidad, aparte de visitar a Steph y a Alex, ¿alguna
               vez te has ido por ahí? El año que viene podríamos hacer un viaje juntas cuando por
               fin haya terminado el colegio y disfrute de mi libertad. ¡Tú también habrás acabado
               tu diploma, así que las dos tendremos algo que celebrar! Espero que estés estudiando
               mucho. Al menos no me tienes ahí distrayéndote todo el día. Si Rupert pone la
               música demasiado alta, golpea el suelo y verás cómo la baja. Yo lo hago siempre.
                     Volveré a escribir pronto. ¡Te añoro!
                     Besos,
                     Katie



                     Querida Rosie:
                     Te escribo desde Ciudad del Cabo, en Suráfrica, un lugar impresionante. El
               resto del grupo me cuida mucho, así que no tienes que preocuparte por eso. Y como
               todos conocían a Dennis del crucero resulta muy agradable poder hablar con ellos
               sobre él y recordar esos momentos tan divertidos que pasamos. Hay otra señora que
               también ha perdido a su marido y éstas son las primeras vacaciones que hace sola, de
               manera que a veces las dos nos juntamos y se nos saltan las lágrimas. Me alegra que
               esté aquí porque, como las dos sabemos lo que estamos pasando, nos apoyamos la
               una a la otra.
                     Extraño muchísimo a Dennis. Le habrían encantado estas vacaciones. Aunque
               en cierto modo está conmigo. Me da igual que Kevin piense que me he vuelto loca:
               he esparcido las cenizas de tu padre. Unas en el aire, otras en el agua y otras en la
               tierra. Ahora está a mí alrededor. Me consta que es lo que él hubiese querido. Me dijo
               que no lo dejara pudrirse a dos metros bajo tierra ni que lo guardara en una urna en
               la repisa de la chimenea. Así está flotando en el aire por todo el mundo. Verá muchas
               más cosas que yo. Es su última aventura.
                     Hay días muy difíciles y me vienen ganas de llamarte y llorar a moco tendido,
               pero estar aquí es una buena distracción. No sólo eso, es un buen sitio para pasar la
               pena. Kevin no me entiende ni por asomo. Piensa que debería ir vestida de negro y
               visitar una tumba a diario como una vieja desamparada. Pero no voy a hacerlo. La
               verdad, no sé de dónde ha sacado esa manera de pensar. ¡Todavía nos quedan tres
               semanas y el grupo ya está hablando de hacer otro viaje! Tienen un montón de
               contactos en agencias de viajes, así que podríamos  conseguir unos precios de ganga.
               Quizá me seguiré gastando los ahorros, porque no me apetece nada lo que me espera
               luego.





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