Page 264 - Donde termina el arco iris
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CECELIA AHERN Donde termina el Arco Iris
La campanilla volvió a sonar.
Puso los ojos en blanco y maldijo para sí. No estaba de humor para huéspedes
impacientes. No cuando no había dormido ni un instante.
—¡Un momentito! —gritó alegremente, agarrándose a la barandilla para bajar la
escalera más aprisa.
Se golpeó un dedo del pie contra una maleta dejada tontamente junto al primer
escalón. Al tropezar salió despedida hacia delante y entonces una mano la sostuvo
con firmeza por el brazo para que recobrara el equilibrio.
—Lo siento mucho —se disculpó el hombre, y Rosie levantó la cabeza de golpe.
Rosie miró al hombre que tenía delante. Casi un metro ochenta, de pelo moreno
con canas en las sienes. Tenía la piel cansada y arrugada alrededor de los ojos y la
boca. Tenía los ojos cansados, como lo estarían los de cualquiera que hubiese
conducido cuatro horas hasta Connemara después de un vuelo de cinco horas. Pero
aquellos ojos brillaban y refulgieron al humedecerse.
Los ojos de Rosie también se humedecieron. Notó que le apretaban el brazo con
más fuerza.
Era él. Finalmente era él. El hombre que había escrito la carta fi nal que había
leído aquella mañana, rogándole una respuesta.
Naturalmente, después de recibirla, no había tardado nada en contestar. Y
mientras el silencio mágico volvía a envolverlos cincuenta años después, lo único que
pudieron hacer fue mirarse a los ojos.
Y sonreír.
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