Page 12 - Luna de Plutón
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—Me llamo Claudia.
—Un placer conocerte, Claudia.
Por momentos, se sintió aliviada de que el león no haya extendido su pata por
entre los barrotes con la intención de darle un apretón de manos.
—¿Por qué estás aquí? —preguntó el animal—. No perteneces a este circo.
—Y a ningún otro —respondió, ofendida—. Solo entré para curiosear un poco,
llegué tarde a la función, y no quería irme de Jumbo Jumbo hasta ver el espectáculo
circense.
—Una pena…
El eco de sus voces llenaba el gigantesco lugar.
—No puedo creer que el circo solo hace una función por día, deberían ser por lo
menos dos.
—Oye, los animales necesitamos descansar…
—¿Descansar? ¡Pero si solo hacen una función al día, que apenas dura dos horas!
—Ten en cuenta que hacemos grandes acrobacias, y que todos los días estamos
sujetos a presiones psicológicas bastante severas.
—Hmmm, ya veo —repuso sin convicción, llevándose la mano a la barbilla, y
girando los ojos.
—Hoy he saltado a través de cinco aros de fuego —se jactó Knaach, sacudiendo la
melena.
—¿Solo cinco? ¡Deberían ser por lo menos doce!
El león y la chica se quedaron viendo fijamente…
—Además —prosiguió Claudia— apuesto a que no ayudas en nada a las labores
del circo y que estás casi todo el día durmiendo.
—No hace falta que ayude, pues tengo ayudantes… —contestó, ofendido.
—¡Ohohohoh! Así no se puede progresar.
—Veo que tienes una lengua venenosa…
—Como una serpiente…
—Será como una rana africana —le espetó, frunciendo el ceño.
—¡¡No!!
—De esas que dan lepra.
—¡Como una serpiente! —gritó, triturando la barquilla de algodón de azúcar con
la mano—. ¡Como una serpiente, como una serpiente!
—Pues concedido: como una serpiente blanca y negra, como un bastón de
barbería…
—No, no, no… Yo soy una cascabel.