Page 16 - Luna de Plutón
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—Primera vez que veo a alguien de tu especie aquí, en Jumbo Jumbo. No pensé
que a los ogros les interesasen los parques de diversiones.
De forma nerviosa, Claudia vio a los lados.
—Me ha parecido un lugar muy bonito…
—… pero no has venido aquí por eso, ¿verdad?
—Lo siento, pero no puedo decírtelo.
—Oh, entonces me temo que nos hemos quedado sin tema de conversación.
La chica dejó caer sus hombros en gesto de resignación.
—Es que se trata de un asunto delicado, y no puedo confiar en ti.
Knaach enarcó una ceja.
—¿Acaso me has visto a mí cara de soplón? ¿De alcahuete?
—¿Quieres saber por qué estoy aquí?
—Bueno… —contestó el león como el que no quiere la cosa, haciendo imponer
su irremediable soberbia felina.
Claudia se puso en cuclillas mientras colocaba una mano sobre su rodilla. Acercó
su cara a la de Knaach, cerrando un ojo, analizándolo. Tomó la cabeza del gran gato
con sus dos manos, y empezó a pellizcarle las orejas, hasta que poco faltó para
dejárselas como las de un conejo.
—¡Ay! ¡Detente! —rugió.
—¡Tiene que ser un traje!
—¡Un traje! ¡¿Estás loca?!
—Pues y entonces… ¿por qué hablas? —preguntó, acercándose más, y poniendo
los ojos bizcos.
—¡Pues porque aprendí! —contestó el león, enjugando una lágrima.
Claudia se colocó de pie otra vez, cabizbaja por la equivocación.
—Lo siento.
—Entonces, a ver, ¿a qué viniste a Jumbo Jumbo?
La ogro vio fijamente al león.
—Soy una agente secreto, y he venido aquí para espiar a un hombre peligroso.
Knaach todavía se sobaba una oreja, con un ojo cerrado, y el otro viendo a la chica,
con una mirada poco tranquilizadora.
—¿Me vas a decir que una niña como tú es una agente secreto? ¿Qué clase de
agencia de inteligencia enviaría a una niña para hacer su trabajo?
—Estamos en una situación muy comprometida, mi nación ha sido abatida por
devastadores problemas económicos, auspiciados por gente innombrable: corruptos e
inútiles que no fueron detenidos a tiempo. La supervivencia de la patria está en jaque.