Page 19 - Luna de Plutón
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                                               EL TREN AÉREO





       —¿Dónde recibirás tus órdenes nuevas? —preguntó Knaach, caminando al lado
  de Claudia.

       —Tengo que buscar a un zellas.

       —¿Un zellas? ¿Y qué rayos es un zellas?

       —Criaturas  chiquititas  que  nos  han  ayudado  mucho…  Es  el  único  medio
  confiable para enviarnos mensajes aquí y allá, sin que sean interceptados —vio de un

  lado a otro, con desconfianza, y agregó—. No podemos confiar en ningún servidor

  intergaláctico.
       —Oh… —repuso el león, con un dejo de entendimiento sin convicción.

       Para cuando cruzaron la mitad del puente, de vuelta a la Plaza Mayor, Claudia se

  dio cuenta de que el parque estaba casi vacío, a pesar de que todas las atracciones

  seguían operando; los carruseles daban vueltas, las montañas rusas volvían a salir con
  sus  carros  vacíos,  las  luces  intermitentes  y  coloridas  de  cada  anuncio,  pantalla  y

  letrero  regalaban  brillante  luz  artificial  a  la  noche  eterna  de  Plutón  y  el  puesto  del

  algodón  de  azúcar  estaba  atendido  ahora  por  un  androide  contrahecho,  que  había

  relevado a la chica verde.
       Con  las  luces  amarillentas  creando  sombras,  y  sin  ningún  ser  vivo  a  millas  de

  distancia,  Jumbo  Jumbo  parecía  el  sueño  intrincado  de  alguien  que  ha  comido

  demasiadas rosquillas antes de ir a dormir; montones de caminos, bastantes recovecos,
  y pocas pistas de qué hacer con todo ello.
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