Page 23 - Luna de Plutón
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—El más letal de todo el Sistema Solar…

       —¡Vamos!
       —Consiste en 120 maneras distintas de arrancarle las entrepiernas a tu rival con

                 [3]
  los dientes .
       Cuando empujó la puerta y salió del restaurante, Claudia volvió a sentir el frío de

  afuera, mezclado con brisa. Sus zapatos de charol hacían un ruido curioso al pisar la

  arena.
       Caminó varios metros, en silencio, y al poco rato, se llevó una sorpresa al ver que

  Knaach seguía sentado justamente donde lo había dejado.

       —¿Aún no te has ido? ¿Por qué no corres? —preguntó, sorprendida.
       —Porque espero un taxi…

       Se quedó varios segundos en silencio, viendo de vuelta a la calle.

       —¡¿Y qué esperas?! ¿¡Qué dejen subir un león a un taxi!? —exclamó Claudia.

       El felino puso expresión grave.
       —¿Y por qué no?

       —Vete corriendo, eres un león ¿no? Eso es lo que hacen los leones.

       —Racista —la increpó, girando los ojos y entrecerrándolos.

       —Y tú eres un flojo… ¡Deberías correr!
       —¿A dónde? —gruñó.

       —A unos 60 kilómetros de aquí hay una zona que parece ser una llanura…

       —¡Pero hay muchos mosquitos por la noche!
       —¡Encima eres un llorón! Eso no te afecta —inquirió, llevándose las manos a la

  cintura—. Eres más grande que ellos ¿o no?

       —Pero son muuuchos…
       —¿No eres un león grande? ¡Pues demuéstralo!

       Knaach se quedó en silencio, pensando.

       Al cabo de un pequeño rato, la vio de vuelta, con sus brillantes ojos dorados.

       —Prefiero irme contigo.
       Aquello  no  se  lo  esperó  Claudia,  quien  puso  cara  de  compleja  ecuación

  matemática.

       —¿En mi misión?

       —Sí.
       —I think you must stay here… ‘cause it will be dangerous if you come with me…

       —¡Oh, vamos!

       La ogro torció la boca, mirándolo con desaliento.
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