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El viaje a lo desconocido
Soufian El Hadef Hammad
Día 1: lunes 7 de agosto de 1970
Hoy hace un día maravilloso y perfecto para empezar mi aventura en busca del gran tesoro
que todo el mundo está buscando sin éxito. Después de haberme duchado, izó las velas de
mi barco y emprendo mi viaje junto con mis reclutas. Durante el camino por el Atlántico,
empecé a ver diferentes sombras a lo lejos y decidí dirigir el barco hacia allí.
Al llegar a la isla me bajé del barco y me dirigí al punto más alto de aquella isla tenebrosa.
Cuando llegué a ese punto pude ver una botella de cristal en la cual había una hoja enrollada
y con un aspecto muy desgastado. Al sacar la hoja estaba empapada de agua, pero lo curioso
era que el mensaje iba dirigido a un pirata de los años 50. En la carta puede ver diferentes
pistas las cuales me llevaron al gran tesoro. Lo que me impresionó de la carta fue el mapa, en
el cual se señalaba un lugar muy cerca del triángulo de las Bermudas, ese horrible triángulo
en el cual mucha gente no vuelve a aparecer.
Después de esta mini expedición vuelvo a mi barco. Ya se ha hecho de noche y eso significa
que es hora de descansar para poder levantarme con más energía mañana.
Día 2: martes 8 de agosto de 1970
Hoy el día no pinta muy bien, pero no me impedirá seguir mi camino hacia el tesoro.
Recordando lo que vi ayer en el mapa, me dirijo con mis tripulantes hacia el triángulo de las
Bermudas. A simple vista podría decir que tengo 5 h hasta llegar a allí, pero no sé lo que me
deparará el camino.
Navegando por el océano Atlántico, vi a lo lejos a una persona pidiendo ayuda desde su
humilde barco. Me acerqué a ver qué le sucedía y me encontré con toda una familia la cual
acogí en mi barco. Comencé a hablar con el señor y me dijo que les asaltó un barco pirata que
se llamaba “King Chain”. Recuerdo que ese nombre fue el que me dijo mi hermano cuando
jugaba de pequeño con él hablando de los supuestos nombres que él pondría a su barco : ¡¡
dijo el mismo nombre!!!.
El hombre me dijo que el barco les quitó gran parte de los suministros. Sigo el camino hacia el
triángulo de las Bermudas, pero veo que se está haciendo tarde y decido dejar el barco a un
lado de una mini isla para que la familia pueda dormir tranquilamente. Pasan las horas y sigo
sin poder dormir, pensando si ese barco que asaltó al humilde señor y a su familia es el de mi
hermano.
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