Page 20 - La introduccion de la Segunda Venida de Cristo a Su Iglesia.indb
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14   La introducción de La Segunda Venida de criSto a Su igLeSia

               se sentó. Y como muchas de las niñas adolescentes de hoy en día llevan faldas que, ya saben,
               son algo abultadas, ella llevaba una de esas faldas. Y ella tomó esta pequeña falda y la extendió
               y se sentó. Y como los jóvenes suelen mirarse entre sí, ella cruzó las manos así y comenzó a
               mirar hacia el cielo. Bueno, Jackie es una niña muy buena, y tiene una boca grande y grandes
               ojos, y una especie de cabello arenoso, no muy atractivo, pero una verdadera señorita. Y pude
               ver sus grandes ojos mientras ella miraba hacia el cielo, y cómo el reflejo del cielo estaba en
               sus ojos.
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                   21  Bueno, fui a unos cinco pies de ella, y como que me acosté de lado así, y tomé un sorbeto
               y lo puse en mi boca, y comencé a masticar ese sorbeto. Y comencé a pensar: “¿Qué estoy
               haciendo aquí arriba? Por qué yo, un hombre viejo, y con esta chica joven. ¿Por qué?”. Dije:
               “Estoy casado y tengo varios hijos. No tengo nada que hacer aquí arriba con esta joven”.
                   22  Y empecé a levantarme. Y cuando lo hice, una Voz vino del árbol, y dijo: “Esto es para
               una señal y por una causa”.
                   23  Y me desperté, y casi grité, una pesadilla. Pensé: “Oh, me pregunto si eso significa que
               voy a desviarme o que me va a pasar algo”. Bueno, yo pensé: “Si yo voy a tratar de usar mi
               propia mente entonces voy a confundirlo todo, así que voy a esperar en Dios”. Y empecé a
               orar. Dije: “Señor, ¿ese sueño pertenece a esa visión que acabo de tener en la primera parte de
               la noche, o qué significa?”.
                   24  Después de esperar algún tiempo, tal vez una hora (mi esposa ya se había levantado y
               tenía el desayuno preparado), la Voz volvió de nuevo y dijo: “Ve a Kingston, y allí se te dirá lo
               que debes hacer”.
                   25  Así que inmediatamente fui a Kingston. Y ellos sabían desde el jueves por la tarde que
               yo estaría allí el viernes. Esa esa era toda la publicidad que teníamos. No soy muy bueno
               haciendo…  o estimando  multitudes,  porque usualmente  exagero en ello, pero la primera
               noche, diría que tuvimos unas 1200 personas afuera, porque sólo se supo un día antes. Y al
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               día siguiente empezaron a salir mensajeros de correo a recorrer cuatro millas , en relevos, por
               las montañas. Un mensajero corría durante cuatro horas, y luego dejaba que otro mensajero
               siguiera subiendo la montaña. Y la segunda noche había unos 5000. Y la tercera noche se
               estimó en unos 15.000, tal vez 20.000. Y hubo miles y miles que vinieron al Señor.
                   26  Y la visión fue: la pequeña iglesia. La chica era una virgen, solo una niña, y eso significaba
               la virginidad de la iglesia. Y las tres cuadras de la ciudad arriba de la colina eran tres días que
               yo ministraría. Y tomando la pequeña iglesia virgen por mi ministerio, desde donde ella estaba,
               a lo más alto en las cosas de Dios, hasta que sacudió la isla entera.
                   27  Y, oh, los ministros y la gente alrededor llorando y rogando y persuadiendo: “Sólo una
               noche o dos más”, a los funcionarios de la ciudad.
                   28  De allí fuimos a Puerto Rico. Allí fuimos recibidos con un gran y elevado triunfo, y miles
               y miles abarrotaron la pista, hasta que se calculó que unas 40.000 preciosas almas vinieron
               al Señor Jesús. Y al ir, espero que… Lo digo a mi propia iglesia, pero no podría hacerlo en
               público, en donde no esté la gente del hogar, porque podría ser mal visto. Pero tengo el nombre
               del juez aquí en un pedazo de papel, que dio la charla cuando nos íbamos (aquí mismo), él y
               su personal.
                   29  Y yo… Él dijo: “Hemos tenido el honor, en la Isla, de tener diferentes ministros”. Él dijo:

               1   sorbeto: pajita, pitillo, popote, cañita
               2   4 millas = casi 6500 metros
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