Page 311 - La introduccion de la Segunda Venida de Cristo a Su Iglesia.indb
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La Visión de La Carpa   305

               “Usted hablará esta tarde”. Yo dije: “¿A qué hora me anunciaron para hablar?”. Él dijo: “Oh,
               en cualquier momento”. Yo dije: “No habrá doce personas allí”. Alguien dijo: “¿No fue Jesús
               también dejado con doce cuando les dijo la verdad?”.
                   Zapato de bebé
                   Entonces el Señor me mostró un zapato pequeño de bebé con ojetes de alrededor de un octavo
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               de pulgada  de diámetro, y en mi mano yo sujetaba un cordón de alrededor de media pulgada  de
               diámetro, tratando fervientemente de atar el zapato con él, lo cual era imposible. Yo aun rompí
               varios hilos del cordón tratando con todo mi corazón de atar el zapato.
                   Entonces una voz detrás de mí habló, diciendo: “¿Qué estás tratando de hacer?”. Yo dije:
               “Estoy tratando de atar el zapato”. Él dijo: “Estás usando el extremo incorrecto del cordón”. Yo
               miré al otro extremo del cordón, y estaba reducido a un octavo de pulgada y bien enlazado al
               final. Yo dije: “Oh, ahora veo”. Él me dijo: “Tú no entiendes; no puedes enseñarle a los bebés
               cosas sobrenaturales, y al tratar de hacerlo has causado que se levanten muchas comparaciones
               carnales”.
                   Luego de esto Él me llevó a un hermoso lago de aguas cristalinas, y en ese lago yo podía
               ver muchos peces grandes. Muchas personas estaban alrededor del lago pescando. Él dijo: “Yo
               te enseñaré cómo pescar. Lanza tu señuelo en el lago”. Y eso hice. Entonces Él dijo: “Hala
               suavemente la primera vez y quédate callado; la segunda vez, hala un poco más fuerte; la tercera
               vez, fija tu anzuelo para la captura”.
                   Todos en derredor del lago me estaban mirando. Mientras halé el señuelo la primera vez,
               todos parecían estar emocionados; y entonces halé la segunda vez con un estirón, porque todos se
               estaban regocijando y alentándome. Pero eso fue contrario a lo que Él me había dicho que hiciera,
               así que atrapé un pez, pero era uno muy pequeño y yo había enredado mi línea de pescar. Yo supe
               que había desobedecido Sus órdenes.
                   Mientras estaba enderezando mi línea de pescar, la voz que estaba detrás de mí apareció frente
               a mí. Era un hombre vistiendo una túnica blanca, y Él me dijo: “No enredes tu línea nuevamente
               en esta clase de tiempos”. Yo dije: “Yo seré muy cuidadoso la próxima vez”. Él dijo: “Tu primer
               halón fue cuando yo te di el entendimiento de las enfermedades en la persona al colocar su mano
               en la tuya. El segundo halón fue cuando tú viste visiones de la condición de la persona y su vida. Tú
               hiciste un espectáculo público de estos Dones Divinos, lo cual ha causado muchas imitaciones”.
                   Gran audiencia
                   Entonces Él me llevó y parecía que yo estaba parado sobre una gran audiencia de personas
               reunidas en una carpa muy grande. Yo estaba mirando hacia abajo a la plataforma, donde parecía
               que yo había terminado de predicar y había hecho el llamamiento al altar. Cientos se habían
               convertido y estaban llorando de alegría.
                   Un hombre pasó a la plataforma, y dijo: “Ahora llamaremos la línea de oración por los
               enfermos”. Yo miré a la izquierda de la plataforma (que sería a mi derecha si yo hubiera estado
               parado en la plataforma) y vi un pequeño edificio de madera, y las personas frente a él, alineadas
               para que se orara por ellos. Él me dijo: “Yo te encontraré allí”. Yo dije: “¿Por qué?”. Y Él dijo:
               “Esta vez (esto es el tercer halón) no será un espectáculo público”. Y entonces salí de la visión.
                   Mientras caminaba por una habitación en mi casa algunas horas después, una voz audible habló
               muy fuerte, y dijo: “No falles en predicar ese Mensaje de Gracia que te ha sido encomendado”.

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