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306 La introducción de La Segunda Venida de criSto a Su igLeSia
Yo vi las visiones, pero no había podido entenderlas hasta tres días después. Mientras estaba en el
bosque Él me las reveló. Queridos amigos cristianos, estas cosas son ciertas.
Con la más profunda sinceridad cristiana, yo soy,
Su hermano en el servicio de Cristo,
Rev. William Branham
VISIÓN DE LA CARPA EXPLICADA
Revista “La Voz”
Vol. IV, No. 2, Marzo, 1956
http://goawakethebride.com/tentvision.html
[Incluido en Citas, págs. 12-13, párrs. 97-98]
De repente, yo miré a través del cuarto y vi dos niños pequeños viniendo hacia mí, halando
una pequeña carreta que tenía dos ruedas viejas de madera. Los niños eran de complexión
morena con cabello y ojos negros, casi desnudos; parecían ser niñitos mexicanos. Yo podía
oír a mi esposa caminando en el cuarto, y yo dije: “Querida, ¿no los ves? Eso es lo que quiero
decir, son niñitos pobres”.
Al entrar más profundo en la dimensión de la visión, me alejé de mi esposa y fui a donde
me encontré con Miner Arganbright. Él dijo: “Hermano Branham, todas las tarjetas de oración
han sido repartidas, y hemos preparado la manera de llevarle adentro y fuera de la reunión”.
Alguien estaba con el hermano Arganbright, y al pasar más allá de ellos, yo entré a una arena al
aire libre, llena con una audiencia enorme de gente. Ellos eran de complexión morena como los
niños pequeños. Alguien estaba hablándoles en mi lugar. Yo le pregunté a un hombre parado
junto a mí: “¿Quién es ese hombre que está hablando?”. Él contestó: “Ellos lo pusieron allí”.
Yo pregunté: “¿Quiénes son ellos?”. En ese momento, el hombre que hablaba en mi lugar
despidió la audiencia y todos comenzaron a irse. Yo grité: “¡Oh!, eso no está bien. ¿Dónde está
el llamamiento al altar?”. Un hombre vino donde mí, y dijo: “Está bien, hermano Branham, ya
recogimos la ofrenda”. Yo pregunté: “¿Desde cuándo la ofrenda vino a ser más importante que
el llamamiento al altar? Hay miles de almas que pudieran ser ganadas para Cristo, ¡y él las está
despidiendo!”.
La lluvia comenzó a caer, y yo dije: ‘Ahora mire, está comenzando a llover y todas esas
almas se están yendo hacia afuera ¡y probablemente no regresen!”. El hombre respondió: “Oh,
usted les hablará esta tarde”. Yo pregunté: “¿A qué hora él anunció para que yo hable?”. Él
contestó: “En cualquier momento”. “¿En cualquier momento?”. Yo grité: “¡No quedará ni
una docena de personas aquí!”. Y entonces a mi lado derecho, detrás de mí, una voz amable
y tierna, aunque firme, preguntó: “¿No fue dejado nuestro Señor con doce, cuando miles lo
dejaron, después que comenzó a decirles la verdad?”.
Yo vi una mano moverse en frente de mí, desde mi lado derecho, y al hacerlo parecía que
yo me iba a otra dimensión todavía más alta. Ya no podía oír a Meda, mi esposa, en el cuarto.
Yo estaba parado al lado de un lago hermoso, y nunca había visto un agua tan cristalina en mi
vida. Cuando entré primeramente en el ministerio nueve años atrás, yo había visto una visión,
y yo estaba agarrando peces, pero los peces tenían grandes manchas negras y blancas en ellos,
no se veían bien. Pero ahora, en esta visión, yo vi en el agua cristalina unas grandes y hermosas
truchas iridiscentes, y el lago era extremadamente grande. Alrededor había cientos y cientos de
ministros agarrando peces pequeños.