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            Semana


                                LITERATURA DE LA CONQUISTA INCAGARCILASODELA VEGA

                                            Garcilaso de la Vega, llamado El Inca; Cuzco, actual Perú, 1539  - Córdoba,
                                            España,  1616)  Escritor  e  historiador  peruano.  Era  hijo  del  conquistador
                                            español Sebastián Garcilaso de la Vega y de la princesa incaica Isabel Chimpo
                                            Ocllo.  Gracias  a  la  privilegiada  posición  de  su  padre,  que  perteneció  a  la
                                            facción de Francisco Pizarro hasta que se pasó al bando del virrey La Gasca,
                                            el Inca Garcilaso de la Vega recibió en Cuzco una esmerada educación al lado
                                            de los hijos de Francisco y Gonzalo Pizarro, mestizos e ilegítimos como él.
                                            A los veintiún años se trasladó a España, donde siguió la carrera militar. Con
                                            el grado de capitán, participó en la represión de los moriscos de Granada, y
                                            más tarde combatió también en Italia, donde conoció al filósofo neoplatónico
                                            León Hebreo. En 1590, muy probablemente dolido por la poca consideración
                                            en que se le tenía en el ejército por su condición de mestizo, dejó las armas y
                                            entró en religión.

          Frecuentó los círculos humanísticos de Sevilla, Montilla y Córdoba y se  volcó en  el estudio de la  historia y en la
          lectura  de  los  poetas  clásicos  y  renacentistas.  Fruto  de  esas  lecturas  fue  la  traducción  del  italiano  que  el  Inca
          Garcilaso hizo de los Diálogos de amor, de León Hebreo, que dio a conocer en Madrid el mismo año de su retiro.
          Siguiendo las corrientes humanistas en boga, Garcilaso el Inca inició un ambicioso y original proyecto historiográfico
          centrado en el pasado americano, y en especial en el del Perú. Considerado como el padre de las letras del
          continente, en 1605 dio a conocer en Lisboa su Historia de la Florida y jornada que a ella hizo el gobernador
          Hernando de Soto, título que quedó sintetizado en La Florida del Inca. La obra contiene la crónica de la expedición
          de aquel conquistador, de acuerdo con los relatos que recogió él mismo durante años, y defiende la legitimidad de
          imponer en aquellos territorios la soberanía española para someterlos a la jurisdicción cristiana.
          Por el heroísmo allí desplegado y las penalidades sufridas, la historia tenía harto aliciente para tentar a un escritor.
          Sorprende, no obstante, que Garcilaso lo eligiese, él que desconocía en absoluto aquel territorio y poseía en cambio
          tan directa información de su país natal, como mostraría después. El mismo Garcilaso se adelantó a explicarlo: la
          empresa de Soto le fue referida tan repetidamente por uno de sus participantes, que decidió exponerla por escrito,
          para lo que usó, además, de datos aportados por otros dos testigos. Lo hizo con bastante extensión (un libro por
          cada año) y mostró, sobre todo, sus dotes literarias acertando a reflejar la trágica belleza de aquel heroico intento.
          El título más célebre de Garcilaso el Inca, sin embargo, fueron los Comentarios reales. La primera parte de esta
          obra se publicó en la ciudad de Lisboa en 1609 y la segunda, que llevó el título puesto por los editores de Historia
          general  del  Perú,  fue  editada  póstumamente  en  Córdoba  (1617).  Los  Comentarios  del  Inca  son  una  mezcla  de
          autobiografía,  reivindicación  de  su  glorioso  linaje  e  intento  de  dar  una  visión  histórica  del  imperio  incaico  y  su
          conquista  por  parte  de  los  españoles.  Esta  conjunción  de  argumentos  de  diverso  interés  ha  originado  una  larga
          polémica  acerca  de  la  verosimilitud  histórica  de  los  datos  aportados  por  el  Inca  Garcilaso  en  sus  escritos.  En
          cambio,  desde  el  punto  de  vista  meramente  literario,  su  prosa  está  considerada  como  una  de  las  más  elevadas
          manifestaciones de la lengua castellana y como una referencia inexcusable en la formación de una tradición literaria
          latinoamericana.

          La primera parte de los Comentarios Reales (1609) aborda la historia y la cultura del Imperio Incaico, enalteciendo
          que  el  Cuzco  fue  "otra  Roma",  rebatiendo  a  quienes  trataban  de  "bárbaros"  a  los  indígenas  peruanos.  Su  visión
          providencialista distingue un tiempo salvaje, anterior a la misión civilizadora de los incas; con éstos, en cambio, se
          instaló  una  etapa  de  alta  civilización,  a  la  cual  los  españoles  debían  perfeccionar  con  la  evangelización,  igual  que
          Roma fue cristianizada en el Viejo Mundo. La segunda parte (la Historia General del Perú) enfoca la conquista, vista
          como gesta épica; el problema es que la conquista debió culminar en la cristianización del Perú, pero "la labor del
          demonio"  azuzó los pecados capitales de los españoles, conduciéndolos  a las guerras civiles, a la destrucción de
          sabias instituciones incaicas y a la política toledana adversa a indios y mestizos.
          Artísticamente, el Inca Garcilaso de la Vega combinó hábilmente recursos de la epopeya, la utopía (género platónico
          de gran cultivo entre humanistas) y la tragedia. Epopeya y utopía se ligan y refuerzan hasta la mitad de La Florida y
          los  Comentarios,  anunciándose  entonces  la  tragedia  que  termina  precipitándose  conforme  se  acerca  el  final  de
          ambas crónicas. A pesar de esos finales desastrados, Garcilaso mira esperanzado el futuro, como claramente se
          manifiesta en la dedicatoria de la segunda parte de los Comentarios. Escritos a partir de sus propios recuerdos de
          infancia  y  juventud,  de  contactos  epistolares  y  visitas  a  personajes  destacados  del  virreinato  del  Perú,  los
          Comentarios constituyen, pese a los problemas de sus fuentes orales y escritas y a las incongruencias de muchas
          fechas, uno de los intentos más logrados, tanto conceptual como estilísticamente, de salvaguardar la memoria de
          las tradiciones de la civilización andina. Por esta razón es considerada su obra maestra y se la ha reconocido como
          el punto de partida de la literatura hispanoamericana.


            Compendio                                                                                       -79-
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