Page 280 - Libro Medicina 24/7
P. 280

explicaba a cada paciente lo que le iba a realizar, algunos colaboradores,                algo de dulces, pero no estaban. Él mismo los había levantado y me los
            otros no tanto, por dolor y desesperación; por ello, trataba de entender.                 entregó en ese momento.

               Entre ellos, un extranjero, a quién le expliqué que sentiría un pequeño                  Mis compañeros quienes se encontraban en otros servicios y acudían
            dolor como producto del pinchazo para la gasometría; no me entendió, y                    a las Interconsultas, me ayudaban a tomar muestras y pedidos, incluso los
            al apenas introducir la aguja, sacó todo el repertorio de malas palabras, en              residentes decidieron ayudarme con varias tareas; así, por fin, aproxima-
            su idioma, para expresar su dolor; luego, no se dejaba topar y, en conse-                 damente a las 02h00 de la mañana, lo que creía interminable, se acabó.
            cuencia, primer examen fallido. Revancha por delante, nueva gasometría,                   En ese momento con dolor de todo el cuerpo y cansancio extremo, me
            esta vez a un adulto mayor; de igual manera, le expliqué el procedimiento                 senté en una gradilla a descansar un poco, fueron los minutos más repa-
            a seguir, claro que él sí lo entendió, pero se repitió la historia apenas in-             radores de todo el día; mientras respiraba, pensé mucho y decidí hacer
            troduje la aguja: el peinado bonito me duró poco porque me agarró del                     las cosas más rápido, con actitud. Me alistaba desde ya, sobre la marcha,
            cabello con los insultos del caso, tanto que requerí de ayuda para que me                 para un día normal de trabajo, esperar que amanezca para que lleguen mis
            suelte.                                                                                   compañeros y seguir contando los minutos para ir por fin a casa.
               Ante los eventos sucedidos, me acerqué al doctor a comentarle que                        Ese día, entendí que el internado sería como yo quisiera que sea; que
            hubo dos exámenes que no pude tomarlos; su respuesta fue que yo debía                     habría pacientes que pongan a prueba la paciencia y la vocación, por lo
            realizar todo al ser la interna de emergencia. Entre exámenes logrados y                  que la actitud es fundamental. También que sería una enorme fuente de
            no logrados, continué sin estresarme, haciendo las cosas con calma, una                   experiencia en diversos campos y actividades, donde mi mejor aliado
            tras otra, dejando los de esa clase para el último.                                       sería el canguro lleno de todos los elementos indispensables para el óp-
                                                                                                      timo cumplimiento de las funciones. Resignifiqué el concepto de des-
               De pronto, mientras tomaba una muestra, me llamó con insistencia
            por el citófono; la verdad, no me di prisa, ya que a veces lo hacía con                   canso, el cual sería solamente  para asentar la cabeza  unos minutos y
            el fin de que llene un papel o realice un pedido; sin embargo, ante tanta                 comprendí que es posible pasar más de treinta y seis horas sin entrar a
            insistencia dejé lo que hacía, me retiré los guantes, y acudí a la convo-                 la ducha, lo que hace mucho más válido y reconfortante el momento de
            catoria. Me preguntó sobre el electrocardiograma de un paciente, adulto                   llegar a casa a dormir después de una larga jornada laboral.
            y sin factores de riesgo, que entraba a quirófano de inmediato, ante lo                     Al final es una mezcla de sentimientos encontrados. Sí, contaba los
            que busqué entre la avalancha de pedidos y le respondía que lo haría ese                  días para terminarlo, pero también sentía mucha nostalgia de tantas cosas
            instante, sin embargo, era tarde, ya que lo debí realizar tiempo atrás y no               vividas y tantas cosas aprendidas que ahora las pongo en práctica como
            había posibilidad actual.                                                                 médico.

               Me gritó tan fuerte que el área entera quedó en silencio, todos lo escu-
            charon. Fue tajante en decir que, si el paciente se moría durante la opera-                                        Autora: Md. Daniela Benalcázar Vivanco
            ción, o le sucedía algún inconveniente, sería mi absoluta responsabilidad.
            Me sentí muy mal, nerviosa, asustada, abrumada de carga laboral, más
            los exámenes que no pude realizar, los pendientes, que solo atiné a correr
            al baño de quirófanos, producto del estrés, me encerré y me senté a llorar
            desconsolada. No había comido desde el desayuno, me dolían las piernas
            y espalda, poseída por el estrés. Saqué el teléfono del bolsillo y llamé a
            mis padres, quienes siempre tendrán palabras de aliento y sabiduría, las
            mismas que fueron cargadas de ánimo, para impulsarme a seguir, sin de-
            tenerme. Limpié las lágrimas, me levanté y regresé a la emergencia con
            los ojos hinchados de tanto llorar. Al verme el doctor, manifestó: “Te dije
            que hoy sería la primera vez que llores”.
               Para mala suerte, por correr al baño, había botado todos los pedidos
            al piso; el doctor me preguntó por ellos, los busqué en mi canguro en
            donde tenía también agujas, tubos de muestras aún por entregar e incluso

              280                                     Regreso al Indice                               Regreso al Indice                                      281
   275   276   277   278   279   280   281   282   283   284   285