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CONFESIONES DE UN TURNO.



                                                                                                        El reloj marcaba las 01:34 am, y desde la ventana del tercer piso me
                                                                                                      llamó la atención un ruido confuso como el de una sirena; me asomé sigi-
                                                                                                      losamente por la cortina y observé una ambulancia acercarse a la puerta
                                                                                                      de urgencias. Allí un guardia, protegido con mascarilla y guantes abrió la
                                                                                                      puerta. El primer pensamiento que escurrió por mi mente fue: “¡Se trata
                                                                                                      de un paciente COVID!”, y sí, en efecto, el carro se estacionó en el triaje
                                                                                                      respiratorio y el primero en bajarse fue el chofer, vestido de “astronauta”,
                                                                                                      lo que confirmó que mi percepción era correcta. ¡Momento!, escucho
                                                                                                      otro sonido tenue de una ambulancia, que al aproximarse se siente como
                                                                                                      un eco; volví a mirar a través de los cristales transparentes y ¡Vaya! dos
                                                                                                      vehículos más. ¿Más pacientes respiratorios? Y de nuevo, estacionados
                                                                                                      en la zona de recepción de contagiados de coronavirus. Una paramédico
                                                                                                      se acercó a la primera ambulancia que llegó y preguntó “¿Están intu-
                                                                                                      bados?”, a lo que el conductor respondió “Sí”. En efecto, pacientes en
                                                                                                      estado crítico, lo que me llevó a reflexionar sobre la situación.
                                                                                                        Así, con interrogantes, el subconsciente me trasladó a otros escena-
                                                                                                      rios. El primero de ellos, con el guardia de seguridad y su contacto vi-
                                                                                                      sual con la ambulancia. ¿Qué habrá sentido al permitir el ingreso de ese
                                                                                                      auto?, ¿Tendrá temores?; sin embargo, es sorprendente la tranquilidad y
                                                                                                      la serenidad que este señor demostró en todo momento, lo que me llevó a
                                                                                                      deducir que estas visitas son parte de la cotidianidad.
                                                                                                        Otro escenario, con el señor de traje blanco entero; ¿Cómo estará al
                                                                                                      ser responsable de transportar a una persona en estado crítico?, ¿Qué sen-
                                                                                                      tirá dentro del pecho al conducir?, ¿Pensará en que se termine la jornada
                                                                                                      de forma segura o tendrá dudas sobre si se contagió? Rememoro que no
                                                                                                      tiene contacto directo, sin embargo, es sabido que el virus es micromé-
                                                                                                      trico y que su permanencia en el aire seguro le provocaría sentimientos
                                                                                                      de inseguridad y vulnerabilidad. En esta secuencia de eventos, asimilé
                                                                                                      que cada vez nos acercamos más, jerárquicamente, a los trabajadores de
                                                                                                      la Salud más expuestos.
                                                                                                        Pero ¿Quién acompaña al convaleciente  dentro de la ambulancia?
                                                                                                      Suele ser personal de atención pre hospitalaria, o médico. Creo que este
                                                                                                      es el escenario más duro de imaginar, y ponerse esos zapatos, debe calzar
                                                                                                      muy grande; en efecto, así es. Estar en contacto con un paciente COVID,
                                                                                                      es una sensación indescriptible, una mezcla de entrega, temor, solida-
                                                                                                      ridad y otros.
                                                                                                        Porque para tener contacto con el paciente infectado, implica vivir
                                                                                                      una completa transformación. Vestida con un traje que me cubría casi
                                                                                                      totalmente, tomando en cuenta todas las medidas de bioseguridad, con-
                                                                                                      fiando en lo que se y creyendo que lo haría excelente. Detrás de esta

                                                                                                      Regreso al Indice                                      35
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