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En estos 7 años de vida laboral, he palpado escenarios distintos y doy                       LA HISTORIA DE UN MÉDICO RURAL
            fe de que, tanto en primer como tercer nivel de atención, el profesional de
            medicina se estresa. Sin embargo, en el primero de ellos existe un poco
            más de respeto al médico general y brinda más tiempo para ser esposa,                       Iniciaba un proceso al cual todos los médicos recién graduados es-
            madre y profesional en comparación con el otro mencionado.                                perábamos llegar. Para mi año de medicina rural escogí un lugar, en la
                                                                                                      Provincia de Loja. Un sitio que, sin duda, me cambió la vida en un abrir
                                                                                                      y cerrar de ojos.
                                       Autora: Md. Rossana M. García Carrión
                                                                                                        Al momento del sorteo de las plazas, lo único que conocía es que muy
                                                                                                      cerca de ahí, en el cerro Huairapungo, murió el ex presidente Roldós
                                                                                                      producto del accidente de aviación del 24 de mayo de 1981. Entonces,
                                                                                                      mi elección, tuvo también un componente histórico y cultural del devenir
                                                                                                      nacional, además de que me pareció agradable.
                                                                                                        Antes de empezar el ciclo, fui a visitar el centro de salud al cual ten-
                                                                                                      dría que ir día tras día por un año entero, y así comencé a recibir golpes
                                                                                                      de realidad, de aquella cotidianidad que no se ve. Entonces, no fue lo que
                                                                                                      creí, empezando porque era más lejos de lo previsto. Vías de tercer orden,
                                                                                                      precipicios, montañas y un clima que ni les cuento, pues se encuentra a
                                                                                                      3100 metros sobre el nivel del mar. Al bajar del vehículo, el golpe de frío
                                                                                                      fue tan impactante que no pude mantenerme en pie. El terror se apoderó
                                                                                                      de mí. Estaba asustada desde toda perspectiva, pues la expectativa no se
                                                                                                      acercó, siquiera, a lo antes imaginado. Fue un día muy fuerte, tanto que
                                                                                                      regresé a casa triste y arrepentida del lugar elegido, pero no había vuelta
                                                                                                      atrás.
                                                                                                        A inicios del 2018 se marcaba el inicio de este caminar, pues en esa
                                                                                                      fecha debía presentarme a trabajar. Llegué congelada, y lo primero fue
                                                                                                      conocer  a quienes serían mis compañeros  de trabajo  por un año, que
                                                                                                      desde ese momento ya sería una eternidad, así lo veía y sentía. Me pu-
                                                                                                      sieron al tanto de la realidad de la localidad y entendí que lo más difícil
                                                                                                      del reto correspondía a los 24 barrios que debía recorrer, todos de difícil
                                                                                                      acceso. El más cercano quedaba a una hora de distancia, a pie, porque no
                                                                                                      había vehículo; y el más lejano, a cuatro o cinco horas. Con suerte, y a
                                                                                                      manera de milagro, se podría conseguir algún medio de transporte, lo que
                                                                                                      no reducía mucho el tiempo de traslado.
                                                                                                        Y es así, que fui conociendo a la gente del lugar, todos atentos y edu-
                                                                                                      cados cabe recalcar. Quienes se acercaban a la atención médica pedían
                                                                                                      que sea “con la doctora”, y se sorprendían al verme. No creían que sea
                                                                                                      yo, porque aparentaba menos edad de la que tengo. En sus palabras, “pa-
                                                                                                      recía una señorita recién graduada de colegio”, lo cual alimentaba mi
                                                                                                      ánimo para continuar.
                                                                                                        Con el transcurrir del tiempo, llegó el momento de empezar las visitas
                                                                                                      domiciliarias y enfrentarme así a nuevos retos dentro de la cotidianidad.
                                                                                                      La primera fue en un barrio de la localidad, a 4 horas del centro de salud y

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