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su realidad era muy triste. Extensa caminata, piernas temblorosas, sudor,                 las visitas posteriores que pudimos concretar, las cuales fueron seguidas.
            visión borrosa y barro por todas partes del cuerpo. El primer caso tuvo                   Ya no me pesaban tantas horas de caminata y condiciones desafiantes
            por protagonista a una familia con muchos problemas, quienes además                       para llegar a su domicilio a cumplir con los procedimientos de rutina.
            odiaban a todo el personal relacionado con el gobierno, sea salud o polí-                 La satisfacción del deber cumplido era la motivación absoluta que me
            tica y la verdad es que en principio no entendí los motivos de su antipatía.              impulsaba a transitar ese camino. Llegó el tiempo, nació el bebé, evento
            Sin embargo, el teniente político me acompañó a la visita y me puso en                    que siempre será motivo de alegría y compartir pese al entorno y sus
            contexto de lo que enfrentaríamos más adelante: Resulta que se trataba                    circunstancias. Además, conseguí que la familia acepte recibir terapia
            de violencia sexual intrafamiliar, de sus tres hijas, y, dos de ellas, tenían             psicológica, lo cual fue otro paso clave en la mejoría de su situación co-
            cada una un hijo, mientas que la tercera cursaba un embarazo de 6 meses.                  tidiana. Como resultado, la madre aceptó el error de su esposo y dejó de
                                                                                                      recriminar a sus hijas y de señalarlas como responsables de todo lo que
               Las autoridades querían frenar la situación, a toda costa, y es por lo
            que no eran bien recibidos en esa casa, y yo formaba parte de este. Luego                 habían vivido.
            de todo lo comentado, vale mencionar que no pudimos ver a las personas                      En más de una vez quise desistir y que el caso se traslade a manos de
            que debíamos, y en su lugar perros furiosos fueron liberados para impe-                   otros profesionales; sin embargo, pese al miedo, al agotamiento físico
            dirnos el paso. Por si algo faltara, una señora me gritaba que si no retiraba             y mental del inicio, el poder ser copartícipe y testigo de la mejoría del
            me seguiría con un palo a golpearme. Lo propio a mi acompañante. Re-                      entorno familiar con las decisiones tomadas y los esfuerzos realizados, es
            gresamos al centro de salud sin hacer el control de gestación que era lo                  algo que me llena de satisfacción y me marcó para siempre. Me ratificó
            que más me ocupaba y por lo cual fue el traslado.                                         que la profesión elegida es la correcta y, además, me permitió darme
               Decidí volver a intentarlo tiempo después, con la diferencia de que                    cuenta de que era y soy más fuerte de lo que creía. La gran lección, en
            en esta ocasión llegué sola a la visita. La autoridad, junto al técnico de                este camino de servicio a la comunidad, es que jamás hay que darse por
            atención primaria del centro de salud, se quedaron atrás donde no podían                  vencido. Siempre habrá recursos por utilizar, maneras de llegar, palabras
                                                                                                      que decir para conseguir el resultado: salvar vidas, y todo lo que aquello
            ser vistos, para que el objetivo se cumpla. En el trayecto a la casa recé
            mucho para que, además de que la misión se cumpla de manera efectiva,                     implica y significa.
            los perros que serían liberados de nuevo no me hicieran daño. La intui-
            ción me decía que esa familia requería muchísima ayuda, más de lo que                                                 Autora: Md. Verónica Ramón Álvarez
            se creía, y que yo era la única que les podía asistir.
               ¡Perros a la vista! Me planté frente a ellos, les hablé con tono suave
            y sin mostrar nervios. Se calmaron, pude acariciarlos, convirtiéndose en
            mis celadores hasta la puerta de la casa. Allí la señora, me esperaba con
            un agua, dispuesta a lanzármela sin piedad. Frente a frente, con firmeza,
            pero desde el corazón, le pedí que no me haga daño, que mi intención era
            ayudar y que por eso estaba allí. Luego de un tenso momento de silencio
            se ablandó y me permitió el paso a sus instalaciones.
               La siguiente escena me mostró a los niños que, por supuesto, no te-
            nían las vacunas correspondientes a su edad, a la adolescente gestante y
            sus hermanas. La misión estaba cumpliéndose, pues pude realizarle el
            chequeo a la chica, todo esto bajo la firme mirada de su madre. En un
            momento de descuido de ella, las tres me confirmaron la historia que el
            teniente político me contó en la primera ocasión, ahora lo entendí por
            completo, y que el resentimiento de su madre con el personal de salud y
            autoridades tiene como origen que su esposo se encuentra en la cárcel, ya
            que fue denunciado por una de las chicas.
               Generamos un entorno de confianza, el mismo que se incrementó en

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