Page 20 - Biografia
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Yo Beto: Una Historia Chévere para contar



               Ya para terminar y que no quede nada entre el tintero, les cuento. A los dos meses
            tome por primera vez  jugo de naranja y ciruela, el jugo de ciruela no me gusto, pero
            ahora me fascina; me dieron cereales y legumbres a los 3 meses; yema de huevo (me
            encanto) y miel de abejas a los 15 días de nacido (me hizo daño); jugo de tomate a los
            dos meses, como fue con vaciada y fuete al lado, nunca me gusto. A los seis meses
            empezaron a darme aceite de bacalao y aceite de olivas, el de bacalao era emulsión
            de Scott (en la etiqueta tenia a un viejo con bigote y sombrero, con un gran pescado al
            hombro, yo creo que ese era el señor Scott), aun hoy todavía me encanta, el aceite de
            olivas y de ricino nunca me gustaron.


               A los 15 meses me quitaba los zapatos y las medias, a los 24 meses me calzaba y
            me ponía las medias y ahora a los 67 años, me gusta que me los quiten. A los 3 años
            ordenaba y guardaba mis juguetes, a los 5 años me lavaba las manos y la cara. Tome
            leche materna hasta los 3 meses, no recuerdo porque me pase a tetero en biberón,
            pero lo tome hasta los 8 años (Ver en capitulo “Retratos”, a que edad deje el tetero). al
            principio el tetero era de maizena o avena, hecho en agua de verduras (Guacala, feo,
            no me gustaba). el chupo de entretención lo use hasta que cumplí el año, después no
            se porque le cogí fobia; lo cambie por tomar leche, pero en envase original y en mis 67
            años, aun tengo esa costumbre.


               Mi primer juguete, fue un oso pequeño de paño, sus ojos eran botones (lo hizo mi
            mami) y yo lo bautice “mamaco”, dormía con el y me duro hasta cuando me case, ahí
            se lo regale a mi hija Sandra Patricia. Tenia un conejito de caucho con pito y sonajero,
            me lo escondían para que no hiciera tanto ruido. A mi madrina Amanda la llamaba “ma-
            mama”; a mi tía Helena le decía “tía nema”; cuando quería llamar a mi madre le decía
            “ta-ta”, cuando me ponía bejuco decía “tonta”, al chupo de entretención “gam-gam-
            gam”, cuando quería repetir comida “má-má-má”; a todo niño le decía “nene”; cuando
            salíamos de paseo, con la mano extendida decía “mine”


               A los 20 meses oía la radio (repetía los comerciales) y bailaba. A los 4 años me  aso-
            maba a la ventana a garlar con la gente que pasaba y ademas ya inventaba cuentos
            e historias, como si fuera poco, cogía un periódico y hacia que leía, esto lo practico
            todavía. A los 5 años aprendí a leer donde mi tía Helena (como me enseñaría de bien,
            que mi profesión fue locutor). definitivamente mi niñez fue espectacular. A continuación
            he querido rematar este relato de mi bautizo y primeros años, con fotografías que me
            traen bellos recuerdos y que pienso que es mejor que narrar los momentos, ya que una
            imagen vale mas que mil palabras.















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