Page 17 - Biografia
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Jorge Humberto Barahona González


                                       MI BAUTIZO Y NIÑEZ










                                                                          ¡Chino que no llore el día del bau-
                                                                        tizo, no sale bien en la foto...!  ¡Y
                                                                        yo no podía ser la excepción...! El
                                                                        domingo 20 de diciembre, cuando
                                                                        contaba con mis primeros  10 me-
                                                                        ses de edad, a las 4 de la tarde,
                                                                        fui bautizado por el padre Luis Ale-
                                                                        jandro Jiménez Mallarino, párroco
                                                                        de la Iglesia del barrio Egipto (que
                                                                        pueden  apreciar a la izquierda)  y
                                                                        muy amigo de la  familia González.










               Mi nombre, Jorge Humberto, me lo asig-
             naron en honor al nombre de mi abuelo pa-
             terno y el de mi padre, con el tiempo, yo
             le asignaría el Jorge a mi hijo mayor, (por
             aquello  de la tradición). El segundo  nom-
             bre, (Humberto) en honor  al tío humber-
             to, hermano de mi madre, fue al que mas
             admiro y respeto. Poco lo use ya que me
             sonaba a corte de peluquería que, en esa
             época, se usaba mucho en la cabeza de
             los chinos (consistía en toda la cabeza pe-
             lada y le dejaban cuatro mechas al frente),
             nunca me gusto.


               El corte de mi escaso cabello,  siempre
             era donde el “señor Rodríguez” (mi pelu-
             quero) desde que tenia 2  años, cuando me
             quitaron los  “cachumbos”, así le decía mi
             padre,
                        me sentaban en la silla de la peluquería y decía: “Al niño por  favor me le hace
             el corte de hombre desvanecido”, y aun a mis 67 años, sigo usando el mismo corte,
             dándome resultado con las chicas.



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