Page 14 - Biografia
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Yo Beto: Una Historia Chévere para contar



               Llego la hora de un chocolate con huevos pericos (sin cebolla ni tomate) y cuatro
            panes blanditos, no en hojaldre porque se desbaratan, ¿no les parece...? Ahh...! Que
            ricooo...! Y después continuamos con la lectura, ¿Les parece...? Bueno... Abramos el
            libro y... Retomemos...!


               Si no hubiera sido porque el doctor Mendoza hizo el empalme rápidamente con Emma,
            y como buen pediatra, medico general, consejero matrimonial, el chino, o sea yo, se
            salvo después de esa salvajada que fue mi nacimiento. Por eso me acuerdo tanto de
            su dedicación a mi, debo resaltar que la atención era a cualquier hora del día o de la
            noche, mi papá era el que sufría con esas visitas, ya que pagaba el domicilio, fuera de
            que lo recogía y llevaba en carro.


               Yo tuve todas las enfermedades y dolencias de la época: Tos ferina, paperas,zun,
            viruela, rociola, sarampión, raquitismo, dentición con fiebre, deficiencia de vitaminas
            A, B, C, D, E... Hasta la Z, súper protección de los padres, alopecia, vómitos, inconti-
            nencia urinaria etc..., Es decir que, gracias al doctor Mendoza, a Dios, a mi madre y a
            la asustada y atolondrada Emma y lo mas importante, gracias a mi fuerza de voluntad,
            superamos esas enfermedades.


               Ahh!!  Se  me  olvidaba  contarles  la  peor  “cagada”  que  cometió  Emma,  sin  querer
            obviamente,  pero  si  no  hubiera  sido  por  el  doctor  Mendoza,  no  estaría  escribiendo
            este hermoso libro. Emma corto el cordón umbilical “pifiándose” (claro, por la urgencia
            del parto) en la medida del corte y me dejo un pedazo (tan linda ella) por dentro del om-
            bligo, eso lo descubrió el ángel, el doctor Mendoza, en su “chequeo” rutinario al chino, o
            sea yo, vacío a Emma, con justa razón, ya que el pedazo de tripa que quedo por dentro
            se pudrió, y como consecuencia, quedo abierto y  yo respiraba por ahí... Por donde...?
            ¡Pues... Por ahí...!


               ¿Que le toco hacer al doctor Mendoza? Quemar y cicatrizar el pedazo podrido con
            “nitrato de plata” sellándolo con éxito. Esto ocasiono una infección intestinal, o sea
            que el doctor Mendoza ordeno que al lindo niño, o sea yo, debían darle tetero cada 6
            horas, con 7 leches de diferente marca (y no crean que exagero), imagínense amables
            lectores y lectoras, la pañalera que tenían que cargar mis padres para todo lado, era
            monumental. Los 7 tarros de leche en polvo, las 7 cucharas, el frasco del biberón, un
            termo con agua hervida, pañales, etc..., Definitivamente era un camello salir conmigo,
            ¿no les parece...? Y para rematar este capitulo, después de haber controlado todas las
            enfermedades e infecciones descritas, se les presento otro problemita al doctor  Men-
            doza, a Emma y a mis padres...


               Que tal si nos tomamos un granizado de néctar verde, eso chin-chin... Ahh...! ¡Que
            ricooo...!







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