Page 9 - Biografia
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Jorge Humberto Barahona González



            había que dudarlo. Uno de los premios era un estudio fotográfico completo con el niño
            sano, feliz y bonito de Bogotá, en estudios Valenzuela que, en la época, era el mas
            importante de Bogotá (vea la portada y compruébelo).


               Después de este primer gran triunfo de mi vida, entrare en materia, o sea, les pre-
            sento mi obra maestra, el relato, lo mas detallado posible, de mis 67 años de vida, que
            los cumplo, si Dios permite, el próximo 5 de febrero; no se si cuando usted, estimado
            lector y lectora, lo este disfrutando, yo me encuentre a la diestra de Dios padre o aun
            continué con ustedes, ojala que para el segundo semestre del 2020, pueda entregarle
            el libro personalmente, con su dedicatoria correspondiente; si no es así, que quede en
            el recuerdo el disfrute y cariño con que lo hice, todo queda en manos de Dios todopo-
            deroso.


               Este libro tendrá muchas fotografías, no importa que el presupuesto suba, lo que me
            interesa es que ustedes, estimados lectores y lectoras, se deleiten, no solamente con
            la narración de la historia de mi vida, sino que este de acuerdo con migo: “¡Los libros,
            sin monitos y la letra pequeña... Son jartos...!


               Fueron muchas jornadas de horas enteras, conversando con mi madre (Q.E.P.D),
            con doña  Blanquita, como yo le decía, disfrutando de un chocolate espumoso marca
            “Sol”, en la tasa chocolatera del abuelo Jorge, a quien también le fascinaba el choco-
            late como a mi, acompañado con huevos pericos (sin cebolla ni tomate), ella los hacia
            muy ricos y un par de ricas almojábanas. Tomaba apuntes y organizaba el libro poco
            a poco, bebiendo una aguadepanela con almojábanas (siempre eran de a tres, estilo
            que, desde chiquitos, nos acostumbro la tía Alicia a Óscar y a mi, para que los chinitos
            nunca aguantaran hambre).


               En esas largas conversaciones, nunca falto el jugo de curuba, tecito en leche con
            galletas de soda o mantecada (de a tres o cuatro, ustedes ya saben porque), Ahh...!
            Porque usted, estimado lector, dentro de estas paginas, de vez en cuando encontrara
            espacios para que cierre el libro y los ojos y disfrute de un buen postre y unos buenos
            recuerdos de la época que esta leyendo, desde 1953 hasta nuestro días 2020, o sea,
            67 años. Tendrá unas paginas abiertas, sencillas, sabrosas y totalmente ajenas de tras-
            cendentalismos, igualitas a como soy yo.


               Pretendo que me conozcan como: Hijo, hermano, papá, esposo, cuñado, sobrino,
            primo, amante, jefe, padrino, ahijado, compadre, amigo, compañero de estudio,
            compañero de trabajo, alcahuete (si es para hacer feliz a las personas), buena paga,
            socio, coca-colo y santafereño..., Ya que, para algunas personas, sin tratarme, sin
            darme la oportunidad de tratarlas, me enjuiciaron, con el único objetivo de destruirme.

               Se que no soy “monedita de oro” para caerle bien a todo el mundo; pero si espero
            que, a través de este relato de mi vida, me conozcan un poco mejor.




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